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Márquez vuelve a dominar a sus rivales

Tomás González-Martín el

Comenzó mal el Mundial. Márquez volvió a sentir el cero puntos como obsesión negativa. Aquella ansiedad por ganar que le hizo perder el título de 2015 a manos de Lorenzo. En 2016 recuperó su esencia. Saber ganar y sobre todo saber puntuar, sin tirarlo todo por la borda cuando no se puedeser el mejor en el asfalto. Esta temporada, el triple campeón del mundo de MotoGP volvió a las andadas. Marc empezó nervioso. No por la necesidad genética de victoria, sino porque la Honda no funcionaba como quería. No tenía la moto por la mano, por la maneta, y para el ilerdense eso supone perder la serenidad. Lo quiere todo perfecto, porque él es casi perfecto. En esa situación, Viñales se escapó en la clasificación general, en un estreno fulgurante con Yamaha. Hasta que el pupilo de Alzamora meditó y se puso de nuevo a saber ganar y sumar.
No saben lo que Alzamora y Marc tienen que hablar en profundidad para frenar ese ímpetu del campeón perfeccionista para saber pilotar con una máquina que no es perfecta. No es fácil. Es el trabajo de Emilio. El piloto es muy inteligente, pero ser tan perfeccionista le traiciona. Hay que dialogar, hacer pensar y convencerle.
Marc sabe que debe sumar y no arriesgar siempre. Lo que sucede es que siente su potencial, sabe que es un grande y cuando ve a los rivales delante se dispone a superarlos siempre. Es su ADN. Y la Honda a veces no estaba su nivel.
Ahora, las tornas han cambiado. Márquez se dijo que debía dar un salto adelante. Y Yamaha se equivocó al cambiar cosas de la moto. Viñales no ha funcionado en agua, Valentino no puede dar más y Marc, que corre bien en todos los frentes climatológicos, se ha colocado líder del campeonato antes de las vacacones veraniegas. Era un objetivo que se trazó con Honda y que ha conseguido.
Viñales y Rossi esperan que Yamaha mejore el chasis. Y Márquez ya mira a los dos rivales de escudería por detrás. Persigue su cuarta corona. En su mente se encuentra emular las siete de Valentino en la cilindrada reina. Viñales se la pelea. Rossi lo intenta. Dovizioso quiere hacer una hombrada con Ducati. Los cuatro están apretados en diez puntos de margen. Pero Márquez ya manda. Y eso lo cambia todo. Es un ganador y cuando coge el liderato no falla. La presión de ser el número uno le ha hecho siempre más grande.

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