Valentino Rossi corrió en casa en la última carrera del Mundial, disputada en España. Valencia fue su otra casa para el italiano. Otra más, como lo es Jerez. El duelo con Lorenzo por el título y el antagonismo con otro español, Márquez, por su feo comportamiento en Sepang, no le impidió ser el piloto más aplaudido en Cheste. Esto nunca habría pasado con Márquez o Lorenzo en territorio italiano.
Ahora, la diana girada por Valentino y todo su apoyo mediático nacional apunta al revés: Marc Márquez ha quedado como un apestado. Y Lorenzo ha sido criticado hasta por la propia Yamaha por defender sus derechos ante el TAS. Es decir, Rossi podía acudir al TAS para ser campeón intentando que le retiraran la sanción de salir el último en la carrera final, pero para Yamaha su otro piloto, Jorge, no podía defender sus aspiraciones al título, cuando la realidad es que el italiano merecía dos carreras de suspensión por su antideportivo choque con Márquez. Está todo muy claro. Demasiado. Los intereses comerciales de Yamaha e incluso del Mundial de Motociclismo preferían que VR46 fuera campeón a los 36 años, para alimentar el mito con la máxima repercusión por otro lustro más. Ganó Lorenzo con toda justicia. pero el ambiente definitivo reinante ha sido que el “cretino Márquez” impidió el campeonato para el ítalo. Y ese aura de rencor ha quedado vivo para la siguiente temporada.
El Mundial 2016 se presenta peligroso para la integridad física de Márquez, y por ende de Lorenzo, dada la parafernalia mediática que apoya a Rossi como esclavos a su servicio. Cuidado. Puede haber agresiones a Marc, física y medáticas, por redes sociales y en pleno circuito, tanto en Mugello como en el trazado de San Marino. El catalán de Cervera ha intentado desconectar de todo lo sucedido. Lo ha hecho. Pero en su conciencia queda el resquemor y la preocupación. Saber que cuando comience la temporada 2016 los ataques revivirán lo sucedido. Y toda Italia se volcará de nuevo en su contra. No solo a favor de Rossi, que como esclavos de sus éxitos está asegurada la campaña italiana, sino que habrá acoso y derribo contra Marc.
Márquez es el mejor piloto del Mundial, dada su genialidad inigualable, y el próximo año quiere conquistar su tercera corona y emular la plusmarca de Lorenzo. No se pudieron escuchar más tonterías juntas que cuando Rossi y la prensa de su país aseguraron que Márquez trabajó en la carrera de Valencia para que venciera Lorenzo. Al ganar Jorge, pasó a ser el mejor piloto español de la historia, con tres cetros de MotoGP, por dos de Jorge. Menudo negocio hizo el número 99. El mallorquín se adjudicó el entorchado 2015 porque dominó toda la prueba de Cheste de principio a fin como colofón a una excelente campaña. No hay más vueltas al asunto. La fuerza mental y la seguridad en sí mismo de Jorge la poseen muy pocos pilotos.
El próximo año volveremos a ver un combate entre los tres. Esperemos que haya deportividad dentro y fuera de la pista. Mucho me temo que no. Rossi no respeta a quienes le vencen o le pueden vencer. Ridiculizó y menospreció a Gibernau, a Biaggi y a Stoner. También lo ha intentado hacer con Lorenzo desde 2008, pero el balear le respondió con crudeza dentro y fuera del asfalto, ganándole los títulos de 2010, 2012 y ahora en 2015. Márquez, triunfador en los cetros de 2013 y 2014, tampoco se ha plegado a los ataques del viejo campeón, como se ha comprobado en este final de campeonato tan desagradable. Incluso, el ilerdense ha tendido la mano al no poder soportar la guerra mediática de los adeptos de Valentino, que no adelantó su mano para recoger el guante del español. Esto huele mal. El veterano de Urbino busca vendetta. Dentro y fuera. No ha podido soportar que se le ha pasado la oportunidad de ganar su décimo Mundial, el octavo en MotoGP, que le habría empatado con Agostini en el historial. Y eso nunca se lo perdonará a los dos españoles.
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