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Jorge Lorenzo, el campeón no reconocido

Tomás González-Martín el

Jorge Lorenzo es como Gareth Bale: dos incomprendidos. El mallorquín suma dos coronas de MotoGP, en 2010 y 2012, se dispone a conquistar el tercero, en pleno combate con Valentino, y sus éxitos no calan en la afición española. ¿Por qué? Porque a la mayoría de los españoles no les gustan las personas que tienen absoluta confianza en sí mismas, que demuestran una seguridad mental a prueba de balas. Eso evidencia ciertos complejos de mucha gente que no cree en sí misma. Se lo deberían de mirar, porque el problema es suyo y no de personas como Lorenzo, que cree en sí mismo y lo dice. Por eso le consideran chulo. A quien dice que se considerado capacitado para ganar a cualquiera le llaman prepotente. El dilema del deporte de alta competición es que si tú mismo no crees que puedes ganar a tus adversarios, a Rossi en 2008, es que nunca le podrás ganar. Y cae mal por decirlo. Por decir la verdad.

En este país llamado todavía España no gustan los que dicen la verdad, porque dejan en evidencia a los otros. Prefieren a los falsos humildes, que se quitan méritos y dicen eso de que “son ustedes los que deben decir si soy el mejor o no”, que es la forma sutil de decir que lo digan. Se lo se deberían de mirar muchos españoles que no elogian a un compatriota campeón. Porque si Italia, Ausdtralia, Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia tuvieran en sus listados de pasaportes a un hombre llamado Jorge Lorenzo, sería una estrella nacional y universal reconocida. Aquí no. Somos diferentes. La envidia supera al reconocimiento del que es bueno.

Lorenzo lidera el Mundial de nuevo, tras dos años de dominio de Marc Márquez. Y si gana el tercer título de su palmarés se convertirá en el mejor piloto español de la historia del motociclismo, como siempre decimos con permiso de Ángel Nieto, el culpable de que tengamos a ganadores como Lorenzo y Márquez en nuestro deporte. Ya es hora de reconocer a un piloto que tiene las cualidades del campeón completo. Sabe ganar con voluntad ambiciosa y sabe transformarse mentalmente y ser segundo cuando hay que admitir que otro rival marcha mejor, cosa que no puede decir Marc.

La fuerza psicológica de Lorenzo solo tiene dos adversarios equiparables: Valentino y Márquez. Los tres son rocosos. Nunca desconfían de su potencial. A Márquez le ha perdido este año la ansiedad de no aceptar ser segundo en tres grandes premios. Hoy sumaría 60 puntos más y estaría entre los favoritos al título. Ahora tiene el reto de remontar esa desventaja a Lorenzo. Si lo consigue, será el mejor piloto de nuestra historia. Y del mundo. Su problema es que Lorenzo no suele caerse. Tiene la cabeza demasiado bien amueblada. Lin Jarvis apostó por él en 2008 con acierto. Está hecho para ganar y para ser campeón sin necesitar siempre ser el primero. Hay que saber gestionar un Mundial sobre la moto. Quince segundos puestos en dieciocho carreras te dan el título. Lorenzo suma cinco victorias,el que más, y siempre ha puntuado en las demás. A eso se le llama inteligencia. Aunque moleste.

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