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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Tokio, la mejor ciudad del mundo para vivir

Pablo M. Díez el

Por detalles tan mundanos como los bares con los mejores pinchos de tortilla, los mercados con el pescado más fresco o los parques con las sombras más frondosas, todos solemos pensar que nuestra ciudad es la mejor del mundo. Pero nunca viene mal echar un vistazo afuera y comprobar cómo se vive en otros lugares. A veces, nos encontramos con descubrimientos tan sorprendentes como que, en realidad, la mejor ciudad del mundo no es la nuestra, sino Tokio.

No es Los Ángeles del 2019 en la película “Blade Runner”, sino el Tokio contemporáneo.

La capital de Japón ha sido elegida como la urbe más apropiada para vivir en un estudio de la revista “Monocle” que se ha basado en aspectos tan variados como su urbanismo, su cultura, su seguridad, sus zonas verdes, sus servicios públicos y médicos, su oferta cultural y de ocio, su ambiente de negocios y su cercanía a playas y montañas de ensueño. A pesar de su gigantesco tamaño y de que en su área metropolitana viven unos 37 millones de personas, por las calles de Tokio aún se respira una placidez casi zen que no se entiende sin el exquisito civismo nipón. A esta paz ayudan la falta de atascos por las restricciones al tráfico y la suave música de jazz que, en algunos barrios, suena en los altavoces que cuelgan de las farolas.

A tono con el gusto por los detalles que reina en Japón, el país de la excelencia, Tokio se ha erigido como una de las principales megalópolis del planeta y ya se engalana para deslumbrar al mundo durante los Juegos Olímpicos de 2020. Así se aprecia en las obras por doquier que salpican la ciudad, tan perfectamente organizadas por albañiles minuciosamente pertrechados que en sus solares no se ve ni una mancha de hormigón.

Noches de neón en Ginza, el barrio del lujo en la capital nipona.

Gracias a este refinamiento japonés, es un placer pasearse por las tiendas de lujo de Ginza, cruzar bajo los neones de los rascacielos el paso de peatones de Shibuya – el más transitado del mundo –, perderse por los callejones de Shinjuku plagados de bares y restaurantes diminutos, quedarse embobado con las jóvenes disfrazadas de “manga” en Harajuku o meditar sobre lo humano y lo divino en los parques de sus santuarios.

Todo ello por no hablar de la comida o la bebida, ya que Tokio tiene más restaurantes con estrellas Michelín que Londres y París juntas y ofrece desde el “sushi” más sabroso en la lonja de Tsukiji hasta sofisticadas coctelerías donde degustar algunos de los mejores güisquis del mundo, que ya no son escoceses sino japoneses, como Yamazaki e Hibiki.

El famoso paso de peatones de Shibuya, probablemente el más transitado del mundo.

Aunque Tokio es una de las ciudades más caras del mundo debido a toda esta calidad, también se puede comer tranquilamente en cualquier restaurante de “ramen” (tallarines) o “katsudon” (arroz con huevo y chuleta empanada de cerdo) por unos 12 euros porque el menú será, a buen seguro, delicioso. Lo que no se puede remediar, en cambio, es el precio desorbitado de sus pisos, que obliga a los tokiotas a vivir en cubículos de 50 metros cuadrados.

Tras Tokio, se sitúan Viena, Berlín, Melbourne, Sídney, Estocolmo, Helsinki, Múnich, Zúrich y, en el puesto 16, Madrid, seguida de Barcelona en el 24. Como se ve, hay muchas otras ciudades para vivir, y disfrutar, aparte de la nuestra.

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