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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Pros y contras del “tren bala” chino

Pablo M. Díez el

¿Es mejor el avión o el recién inaugurado “tren bala” para viajar de Pekín a Shanghái? Esa es la pregunta que se hacen ahora los chinos y muchos de los extranjeros que viven en este país y que, por motivos de trabajo, deben desplazarse con frecuencia entre sus dos principales ciudades.

Para quienes tienen miedo a volar, la opción está clara.

Un tren de alta velocidad chino en la estación del sur de Pekín

Más han de pensárselo, en cambio, aquéllos que deban priorizar el tiempo del trayecto. El nuevo tren de alta velocidad, que llega a alcanzar los 313 kilómetros por hora, tarda unas cinco horas en recorrer los 1.318 kilómetros que hay entre Pekín y Shanghái. Los precios oscilan entre los 555 yuanes (59 euros) de la clase turista, los 935 yuanes (100 euros) de primera y los 1.750 yuanes (186 euros) de los asientos en “Business”, como en los aviones.

El avión tarda sólo dos horas, pero es del doble de caro y hay que desplazarse al aeropuerto con mucha antelación. Además, cada vez sufre más retrasos debido a la congestión del espacio aéreo chino.

En Europa, la ventaja del tren con respecto al avión es que las estaciones se suelen ubicar en el centro de las ciudades, ahorrándose así los viajeros el desplazamiento en coche hasta las afueras para ir al aeropuerto. Pero en China, con ciudades con más de 15 millones de habitantes como Pekín y Shanghái, resulta difícil saber cuál es el centro urbano y hay varias estaciones repartidas por distintas zonas.

Con disciplina marcial, la tripulación sube al AVE chino

En el caso de Pekín, los trenes de alta velocidad parten desde la estación del sur, que se encuentra a una media hora o cuarenta minutos del centro si no hay demasiadas retenciones en el atasco diario que colapsa la ciudad. En Shanghái, el tren bala llega a la estación de Hongqiao, situada junto al aeropuerto del mismo nombre, que está algo más cerca del centro que el de Pudong, pero aún así a unos 45 minutos de distancia.

En ambos casos, tanto en el aeropuerto como en la estación, hay que esperar unos quince o veinte minutos (a veces más de media hora) para tomar un taxi.

Se da la circunstancia, curiosa, de que se tarda más en la cola del taxi que en viajar en el tren de alta velocidad entre Pekín y Tianjin, que recorre los 100 kilómetros de distancia entre ambas ciudades en poco menos de media hora.

La estación de trenes de Hongqiao, en Shanghái, más bien parece un aeropuerto

En China, debido a las enormes dimensiones de sus ciudades y a su volumen de población, los “trenes bala” pierden la ventaja de la proximidad de las estaciones, pero su principal reclamo es que son más baratos que el avión y salen prácticamente cada media hora. Hay 90 pares de trenes diarios que comunican Pekín y Shanghái en ambas direcciones y paran en las principales ciudades del trayecto, como Hangzhou, Nanjing, Qingdao y Jinan.

En avión o en tren, hay donde elegir para viajar por la nueva China del progreso y el desarrollismo de alta velocidad.

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