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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Navidad en Asia: consumismo y dos fines de año

Pablo M. Díez el

Si la Navidad ha acabado derivando en una fiesta meramente comercial, es en los países asiáticos sin tradición cristiana donde se aprecia más claramente esta tendencia consumista.

En el Lejano Oriente no hay portales de Belén ni niños Jesús en la cuna, pero los cartelitos de “Merry Christmas” y la figura de Papá Noel están omnipresentes desde principios de diciembre en centros comerciales, restaurantes, cafeterías y hoteles. Pegados en los escaparates, estos recortables con el mofletudo y barbudo rostro de Santa Claus, tocado con su característico gorro rojo, han salido de las fábricas del sur de China y se venden al por mayor en la ciudad de Yiwu, el “todo a 100” del mundo.

Como la mayoría de artículos que se consumen en el planeta, los juguetes y adornos navideños proceden de la “fábrica global”, cuyo emergente y vasto mercado se está subiendo al carro del consumismo navideño.

Los adornos navideños se venden al por mayor en Yiwu, el “todo a 100” global

Al son de los villancicos “rockeros” que suenan machaconamente por el hilo musical, las galerías comerciales de Shanghái, Hong Kong, Seúl, Tokio y Bangkok están estos días abarrotadas de público ansioso por comprar los últimos regalos. Destinos paradisíacos, como las playas de Tailandia y Bali, se llenan de turistas que huyen del frío europeo y celebran la Navidad a base de cócteles en las piscinas de los “resorts”. Hasta en la paupérrima Birmania, donde sus temperaturas de 30 grados le provocarían una lipotimia a Santa Claus, los hoteles de lujo lucen guirnaldas y bombillas de colores.

En diciembre, los restaurantes y discotecas de Pekín hacen el agosto con menús navideños y cotillones de fin de año, sobre todo para los expatriados. Aunque a ellos también se une la occidentalizada elite urbana, la auténtica fiesta para los chinos y buena parte de los asiáticos es el Año Nuevo Lunar, que en 2011 cae a principios de febrero. Como cualquier excusa es buena para consumir, solo en la pujante y globalizada Asia se puede celebrar dos veces el cambio de año.

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