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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Acreditado para la revuelta uigur

Pablo M. Díez el

El Gobierno chino es tan ordenado que incluso ha acreditado a los periodistas que se han desplazado a Urumqi para cubrir la revuelta uigur en la región de Xinjiang, a unos 4.000 kilómetros de Pekín. En teoría, la tarjeta de Prensa expedida por las autoridades, que en mi caso tiene el número 184, debería facilitar el trabajo a los periodistas, pero es sólo un modo de tener controlada a la “canallesca”. En su empeño por controlar la información, el Gobierno chino ha cortado internet en toda la región de Xinjiang, que tiene tres veces la superficie de España y donde viven 20 millones de personas. En la capital, Urumqi, sólo hay internet en el hotel Haide, donde a los periodistas no nos ha quedado más remedio que alojarnos. Además, las conexiones a la Red han quedado restringidas a un par de pequeñas salas con medio centenar de disputadísimos cables.

Para más inri, también han sido anuladas las conexiones telefónicas con el extranjero y los móviles chinos no funcionan en numerosas ocasiones, al tiempo que no se pueden recibir ni enviar mensajes de texto. Por si fuera poco, los ánimos se han caldeado tanto en los últimos días que los chinos de la etnia “han”, la mayoritaria en el país, increpan a los periodistas disgustados por las noticias internacionales sobre la represión del régimen. “Go out! Fuck you!”, me gritó ayer uno en un momento bastante tenso, ya que una pequeña chispa puede encender de nuevo la ira de la muchedumbre que inunda las calles, estrechamente vigiladas por la Policía. A pesar de todas estas restricciones y problemas, no cabe duda de que el Gobierno chino piensa que estamos mucho más seguros con nuestra acreditación. Lo que no impidió, sin embargo, que cuatro periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de la televisión catalana TV3, Sergi Vicente, fueran detenidos por la Policía por hacer su trabajo: grabar una manifestación.

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