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Blogs Entre barreras por Ángel González Abad

Querencia política por los toros

Rosario Pérez el

Vaya querencia que tienen los aspirantes a presidente del Gobierno por los toros y las plazas de ídem. Para los mítines, claro, y eso que ya no se estilan tanto, y para tocar la “femoral”… No mítines de esos que alguna vez que otra pegan los toreros con el acero. Mítines de los de parrafadas y parrafadas, de esos en los que les suenan los tres avisos y alguno hasta se queda dormido mientras oye las medias verdades y las medias mentiras de los espadas políticos. La que nos espera en los próximos días… “Cansinos, que sois unos cansinos”, diría José Mota.

Últimamente algunos políticos tienen mucha querencia por los toros, como si no hubiese problemas que resolver en nuestro país… Menos querencia tienen los aspirantes a la presidencia de España a ir a la plaza de toros para ver una corrida. Y digo los candidatos a presidente de la Nación. En las distintas Comunidades aún hay políticos que velan, a su manera, por la libertad, la economía y la cultura que es la Fiesta. Y se dejan ver en un coso sin complejos.

Resulta que el segundo espectáculo de masas, el espectáculo cultural que genera más de 1.600 millones al año, no parece interesarle mucho a ninguno de nuestros posibles presidentes. Ni uno solo de los cuatro grandes candidatos, del particular G4 de figuras de la política actual española, ha aparecido en Las Ventas por San Isidro. Oiga, que no es que coincida con el día que me voy a la reunión de acá o al partido de más allá, no, no: son 31 días. Pues ni uno ha aparecido. Quién sabe, lo mismo y se están reservando para un domingo de agosto…

“Puedo prometer, y prometo, que el primer candidato a la presidencia que vaya a una plaza de toros en San Isidro se lleva mi voto”. Y no solo el mío. Un puñado de votantes más se comprometieron a hacer lo propio con la firma en la servilleta de un bar, que es donde se firman las cosas importantes según un aspirante a sabio.

Si la cosa fuese por cercanía, el equipo naranja tiene la plaza a menos de cien metros. Por cierto, que el político de dinástico apellido taurino se posicionó en tierras catalanas como uno de los baluartes de su defensa. ¡Hasta a hombros lo sacaron! Cuánto cuento hay en política. Y en Cataluña. Ay, Cataluña… Si los políticos pegan soberanos mítines, la “espantada” del Tribunal Constitucional no es poca cosa. El TC tiene la llave para que muchas de las prohibiciones que se desarrollan no se lleven a cabo. Unos dicen que eso llegará pronto y otros sueltan una carcajada que se escucha en La(s) Rambla(s) -no en la ganadería de Albacete, en el paseo de Barcelona-.

Es lo que hay. Y mientras tanto, muchos aficionados que no saben a quién votar. Y lo triste es la expresión más escuchada: “Al menos malo para la Tauromaquia”. Entre lo menos malo, la hipocresía y el ataque de un partido considerado del pueblo a las tradiciones del pueblo, la cosa huele a pañuelo verde. Todavía alguno da la sorpresa y va a los toros cualquier domingo, o habla al natural y con el pecho ofrecido en sus mítines sobre su verdadera postura.

Si la esperanza es lo último que se pierde, no seré yo quien la pierda.

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Rosario Pérez el

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