Al final comienza la temporada en Zaragoza. En vísperas de San Jorge, La Misericordia abre sus puertas. El sábado, 20 de abril, primer festejo de este 2013, una corrida concurso de ganaderías. El día del patrón, otra corrida de toros. Hasta aquí, todo parece normal si no fuera por la desazón que los aficionados han vivido durante todo el invierno. Los aficionados y los responsables de la Diputación Provincial. No sabemos si esa misma incertidumbre y ese ver complicarse al extremo el futuro de una plaza de primera categoría ha sido compartido por quienes gestionan el coso.
Como si nada hubiera pasado, la empresa Serolo permanece inmutable como si un pleno de la Corporación provincial no hubiese acordado la denuncia por desahucio; como si la vista del juicio aplazada del pasado 8 de marzo al próximo 24 de mayo, fuera una cuestión baladí; como si el rechazo de los primeros carteles de San Jorge no tuviera la mínima importancia; como si la huelga planteada por el personal de la plaza fuera normal…, como si Zaragoza no mereciera mejores combinaciones para abrir una temporada que las que finalmente están colgadas de las paredes.
Pero sí que la empresa Serolo ha debido sentir algún comezón en todo este invierno con tientes surrealistas, porque lejos de hacerse presentes ante los aficionados en la capital aragonesa, han innovado con una vía epistolar. Primero propusieron un cambio unilateral en las condiciones del contrato que les une con la Diputación. Que sí menos festejos, que si dos corridas de toros en plazas de la provincia… Después lanzaron su oferta a los abonados también por carta, como presentaron los carteles y como denunciaron a la propia Diputación para intentar escurrir el parte del pago del canon de arrendamiento. Y ni una palabra del desahucio.
Sirvan estos ejemplos para poner sobre la mesa cómo se llega a la víspera de la apertura de una nueva temporada. El sábado, a las cinco y media de la tarde se anuncia la corrida concurso, que ojalá nos equivoquemos y se rompan todos los pronósticos y el espectáculo haya despertado una gran expectación entre los aficionados y el gran público.
Vamos con los toros: Murube (encaste Murube-Urquijo), Conde de la Maza (encaste propio), López Gibaja (Núñez, Marqués de Domecq y Jandilla), Ana Romero (Santa Coloma), Jaralta (Contreras) y Ribera de Campocerrado (Juan Pedro Domecq y Atanasio). Nada que decir. Y los toreros: el francés Juan Bautista, el salmantino Javier Castaño y el aragonés Ricardo Torres, que tiene una oportunidad para que su carrera tome un rumbo esperanzador.
Y el 23 de abril, corrida de toros con reses de Jaralta, para Morenito de Aranda, Pérez Mota y Oliva Soto. Un cartel lleno de interrogantes que para bien deberían despejarse en el sentido más positivo. Como la temporada.
Para la semana próxima, el sábado 27, una novillada con ganado de Manuel Caro Andrade para Ángel Puerta, Gómez del Pilar y Cayetano Ortíz, la combinación más cerrada de todo el programa; y el domingo 28 de abril, toros del Conde de la Maza, para los rejoneadores Sergio Domínguez, Roberto Armendáriz y Noelia Mota.
A ver si podemos contar cosas buenas, empezando por la afluencia de público a la plaza, que, quiero creer, sería la máxima esperanza de los empresarios cuando plantearon estos carteles. Quedan del primer ciclo por anunciar para mayo y junio dos corridas de toros, una de ellas denominada desafío ganadero, y dos novilladas picadas. Se abre una nueva temporada, se abre un gran interrogante. La gran duda esta servida.
Toros