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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Pepe renueva, el Real Madrid luce más blanco

Tomás González-Martín el

Para la abrumadora mayoría de integrantes de la plantilla es una enorme alegría que Pepe, inmerso en la treintena, asegure su continuidad dos años más en un club de la exigencia del Real Madrid. El central llegó en 2007 y se ha hecho un estandarte del club. “Es el más madridista de todos”, señala Florentino Pérez en una forma de expresar el compromiso del portugués dentro y fuera del campo. Su entrega altruista, pensando más en el compañero que en sí mismo, es utilizada como ejemplo para los nuevos jugadores que llegan a la plantilla.

En el club sorprende esta ayuda desinteresada que el portugués de origen brasileño concede a otros futbolistas de su equipo, aunque pueda perjudicar su futuro personal. Es ese apoyo a los demás el que se ha ganado la admiración de todos.

Su pisotón en Casquero en 2009, en un exceso de adrenalina y de objetivos mal reconducidos, le hizo transformarse. Pensó, reflexionó y cambió. Después pagó muchas veces con injusticia el cartel que aquel error le colgó. En los duelos Mourinho-Guardiola fue el chivo expiatorio de los clásicos abruptos, enconados. Mourinho le utilizó como ariete del duelo físico, incluso en el centro del campo, y le convirtió en una víctima propiciatoria. Con el paso del tiempo se ha hecho el defensa más limpio de la Liga. Casi no hace faltas. Y lo que muy pocos saben es que tiene la cabeza bien amueblada.

Cristiano y otros jugadores le piden consejo para tomar decisiones importantes. Pepe es un veterano curtido en lo bueno en lo malo. Lo ha pasado muy mal, ha vivido el fútbol amargo, al límite de lo peor, y supo reaccionar. Es un referente para ser escuchado. Ayuda a muchos jugadores que le ruegan opinión sobre qué hacer cuando no reciben minutos. Les pide que nunca tiren la toalla, que el Real Madrid premia el trabajo y que lo que hoy son decepciones mañana serán aplausos y reconocimiento. Les exige lucha, tenacidad, ambiente positivo, no verlo todo desde el ámbito negativo de la suplencia. Del banquillo solo se sale con moral y confianza de ganador, de poder conseguirlo. La resignación no casa con el Real Madrid.

Lo que más gusta de Pepe es la alegría que esgrime, él, que ha sufrido tantos avatares. Su sonrisa es la respuesta a una carrera difícil. Quitarse el sambenito es casi imposible y él ha toreado todas las situaciones hasta eliminar esa fama.

Hoy, Pepe firma por dos años. Sin actos grandilocuentes ni discursos. No los necesita. Siente el reconocimiento de todos. Del presidente, del entrenador y del club. Y lo que busca desde antes de ayer es ganarse el puesto para forzar en dos años su renovación por un tercero. Estaba lesionado y ya se entrena con el primer equipo. Quiere estar en Gijón. No perder el puesto ante Varane, que aprieta con su juventud. El nivel de eficiencia del luso es un reto para la calidad del francés.

Ahora que hay Liga el 30 y el 31 de diciembre y muchos clubes dudan de ciertos futbolistas extranjeros que forzarán tarjetas para marcharse a sus países, el Real Madrid sabe que Pepe nunca será de esos. Al revés, jugará aunque se cojo. Lo pedirá. Como ha hecho en tantas ocasiones. No se borrará nunca. Es un estandarte interno de dedicación. Una bandera del madridismo.

Ramos respira tranquilo. Su fiel escudero seguirá dos temporadas más. Al menos. Llevan junto ocho campañas. Han formado un tándem casi inigualable. Se entienden y se cubren con la eficacia que les define. Varane se ha sumado a esa filosofía. Rinde y es disciplinado, como el portugués. Tiene un buen espejo. El Real Madrid, con Pepe, luce más blanco. Ser más madridista que él es imposible. Dentro y fuera del campo. Florentino Pérez lo refrendará hoy en el acto de su rúbrica.

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