Tomás González-Martín el 16 ene, 2017 El equipo del líder ha hecho piña con Keylor y con Ramos, principales acusados de la extraña derrota en Sevilla, en este mundo febril del balompié que busca culpables individuales en los éxitos y derrotas colectivos. Es ese primitivismo ancestral de buscar un culpable cuando lo son todos. El fútbol es así de grande. El Real Madrid mereció perder en la Copa y empató a tres goles con dos tantos en los últimos minutos. El líder no mereció perder en el Sánchez Pizjuán en la Liga y dos golpes de ilusión de los locales rompieron su récord español de 40 partidos sin perder, por culpa de dos momentos fallidos del conjunto madrileño. En el Sevilla reconocían estas rarezas del fútbol. Iborra declaró que tuvieron bastantes más ocasiones para vencer en la Copa y ganaron en la Liga con muchas menos opciones de marcar. Es lo bonito de este deporte. Zidane y el plantel mostraron ayer su apoyo a Keylor y Ramos, condenados tras el 2-1. El entrenador y el grupo confía en Navas, como confía en Kiko Casilla. Y tiene a Ramos como su capitán, líder e inspirador del espíritu del club. Lo demás son ganas de buscar culpas. Ramos necesita pocos apoyos. Es un líder. Pero es bonito escuchar que están contigo cuando sufres una pañolada en tu tierra. El Real Madrid habló en la cocina blanca y fundió objetivos. Solo se ha perdido un partido tras 40 sin caer. Más se perdió en Cuba. El Madrid se ha quitado de encima una plusmarca que era una presión obsesionante cada tres días. Ahora tiene que volver a ser el mismo equipo de hace una semana. Son los mismos jugadores. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 16 ene, 2017
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