Casillas lo reconocía. El 2-0 del Borussia Dortmund era un aviso de lo que se debe y no se debe hacer para ganar la Champions. El Real Madrid fundó la Copa de Europa en 1955, con reuniones en Francia al más alto nivel, y sabe más que nadie lo que significa triunfar en la Copa de Europa y lo difícil que es. Di Stéfano recuerda siempre el 3-0 sufrido en Belgrado bajo la nieve y aquella remontada imposible al Milán, dos partidos que permitieron conquistar dos ediciones continentales antes de llegar a la final. Para ganar la Liga de Campeones no solo vale tener calidad y tocar el balón bien. Para ganar la Champions tienes que demostrar fuerza de choque para frenar al adversario, porque hoy no se vence si no se tiene potencia física para contrarrestar el empuje enemigo. El Borussia, como el Bayern, se lo han demostrado al Madrid durante tres ediciones consecutivas.
El propio Ancelotti lo manifestaba en la extensa entrevista concedida a ABC: “Hace treinta años te bastaba con jugar bien. Hoy, si no tienes condición física no ganas, porque la fueza de los contrarios te impide demostrar tu calidad”. Así es. El Real Madrid sufrió en Dortmund esa inercia de los alemanes. No supo frenar al acoso del contrincante y no tuvo personalidad para plantarle cara hasta que salió Casemiro a decir “aquí estoy yo” y contestó a la fuerza germana con la recidumbre brasileña de un jugador que es la antítesis del futbolista brasileiro.
Faltó carácter y actitud en el Madrid. Parecía asustado ante la personalidad del Borussia. Es una cuestión que se repite anualmente. El conjunto blanco necesita más Casemiros que saquen los dientes, porque los alemanes, sean el Bayern o el Borussia, van siempre con los dientes por delante, a asustar. Y sobre todo faltó sacrificio de los delanteros. Aquello que decía Mourinho con razón: “Los puntas son los primeros defensas”. Ni Benzema ni Bale defienden. Y el centro del campo madridista se encuentra superado por los laterales del adversario, que atacan mientras los delanteros blancos se quedan a verlas venir. Y no vienen, los balones, si no se tienen. Y no se puede tener el balón si el rival cuenta con cuatro centrocampistas y dos defensas ofensivos que suben sin oposición.
El Madrid requiere mayor actitud de los puntas para presionar y más sangre de los centrocampistas para morder y querer dominar la pelota. El medio campo del Borussia es técnicamene inferior al del Madrid y en el estadio amarillo parecía que jugaban con Gianni Rivera y Sandro Mazzola juntos, por no decir Netzer y Laudrup. El Madrid ha recibido un buen aviso para abordar las semifinales. O pelean todos o no conquistará la Décima. Y hay que sacar los dientes, ¡que son blancos!
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