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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

El peregrino del caballo blanco de Santiago

Tomás González-Martín el

Es noruego, alto, fornido, rubio, con menos pelo que yo. Tras sus ojos claros desvela una sonrisa cómplice, alegre, dicharachero, nada prepotente. Los inteligentes saben que la prepotencia es el escudo de los vulgares para darse un pavo que no merecen. Rompe el tópico de los nórdicos callados y serios. Es nórdico, pero se siente también español, porque sabe vivir, quiere vivir, después de haber trabajado mucho para hacer cierta fortuna.
Este noruego está haciendo el camino de Santiago. Es vicepresidente del Valerenga, equipo de su país. Y es madridista. Hace ocho días, el día antes de la visita del Real Madrid al Celta, interrumpió su camino para acercarse a Vigo caminando, caminando. Llegó al hotel del conjunto blanco destrozado, con las sandalias del pescador del griego Quinn. Saludó a la comitiva madridista residente en el hotel. Y pidió al director del hotel que le dejara ropa para acudir al partido. Le dejaron una camisa negra, una corbata roja, un pantalón oscuro y allí se fue, a Balaídos. Roberto Rapto, que siempre viste de claro, salió del hotel con pinta de vendedor de coches, como él mismo relataba entre risas y agradecimientos por los desvelos del director del hotel en buscarle ropa válida para un gigante de dos metros.
En Balaídos sufrió con la tensión del 1-2 celtiña, pero Benzema puso rápidamente el 1-3. Al final, 1-4. El líder necesitaba un punto en La Rosaleda para ser campeón. Rapto entregó a Florentino Pérez dos grandes botellas, gigantescas, de Dom Perignon, creo que 205, en agradecimiento a su amistad y en felicitación por un título que preveía. Las botellas llevaban, llevan pegados los distintivos del camino de Santiago.
Rapto volvió a su camino de Santiago el día después del 1-4 en Vigo, pero ya había dicho que el sábado estaría en Málaga para acudir el domingo al sufrimiento y a la esperada fiesta del título. Lo festejó. En la rueda de prensa de Zidane, Lucas, Marcelo, Morata y Casemiro bañaron al entrenador y a nosotros, la prensa, en la sala. El champán rodó por nuestra ropa. Aún huele.
La presencia de Rapto, en pleno peregrinaje a Santiago, fue talismán para la victoria del Real Madrid en esta Liga. A Roberto le llaman coloquialmente bla, bla, bla, porque siempre utiliza esos tres bla, bla, bla con toque español para explicar cosas extensas con su gracia habitual. Hizo el camino de Santiago, que montaba caballo blanco.

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