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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

El madridismo pide a Cristiano ser leyenda

Tomás González-Martín. el

  Es el mejor futbolista de la historia del Real Madrid desde el adiós de Di Stéfano en 1964. El Bernabéu no se lo había reconocido. Ahora, por fin, se siente querido. Adorado. Aclamado. Es verdad que Cristiano Ronaldo (Funchal, 1985) se ganó la condición de imprescindible para el equipo desde hace tres años y que su importancia no había recibido hasta ahora la confirmación del público. El aficionado le veía como un futbolista que marcaba muchos goles y no conectaba con la grada. El seguidor le observaba como un jugador individualista que no mostraba implicación afectiva con la casa. El silencio generalizado de la plantilla del club consolidaba una visión quizá injusta. Pero Ronaldo ha madurado paulatinamente. Como persona y como profesional. Ha conocido la idiosincrasia de esta entidad. Ha entendido que el Bernabéu es sagrado y que reconoce a sus ídolos si estos demuestran que quieren a estos colores. Sus declaraciones públicas solicitando que no se silbara más al entrenador para que todo el madridismo se uniera en el objetivo de conseguir éxitos gustaron mucho al universo blanco. Los simpatizantes vieron a un CR7 comprometido.

 

 

Habló en un momento difícil del equipo e hizo grupo. Es lo que deseaba escuchar el socio, el abonado, el habitante habitual del coliseo blanco. Anhelaba ver que su líder se ponía al frente de la manifestación. Hasta hace unos meses, solo Casillas y Ramos sacaban el estandarte de la defensa a ultranza de esta entidad cuando las cosas pintaban mal. Los dos capitanes eran los hombres elegidos para dar la cara y serenar los ánimos después de las derrotas. Ellos mismos cogían esa responsabilidad. Cristiano era el número uno en el césped y no trasladaba esa imagen a la hora de exponer al aficionado el sentimiento de la plantilla. El portugués ha derrotado esa foto falsa. Ahora hace piña en el vestuario y hace patria blanca al salir a la palestra y decir a los incondicionales que lo dará todo por este equipo para conseguir éxitos después de un comienzo de temporada irregular. Dentro de unos días cumple 28 años y se encuentra en el mejor momento de su carrera. La pasada campaña decidió la Liga y la Supercopa, para anotar 60 goles, el récord de su trayectoria profesional. En la actual lleva 33, quedan cinco meses de competición y es más necesario que nunca para Mourinho. El madridismo se ha rendido a sus pies. A sus botas. Le hizo reverencias cuando selló su triplete frente al Málaga. Coreó su nombre con más fuerza que nunca. Tuvo que saludar. Le aplaudieron sus compañeros, el banquillo y Mourinho, que provocó su sustitución para que escuchara el clamor del teatro del fútbol. El Bernabéu no sueña porque ha vivido realidades desde 1955, con cinco Copas de Europa consecutivas. Hoy, los pobladores de esos graderíos denominan a su estrella Ronaldo, no Cristiano. Y le han rogado, con su genuflexión, con su ovación, con sus cánticos, que renueve. Su contrato finaliza en 2015. Quieren que siga más años. Lleva 179 goles y si continúa su andadura en la casa blanca puede alcanzar los 308 de Di Stéfano o los 323 de Raúl. El seguidor le pide que haga historia en el club, porque está capacitado para hacerla. Pocos jugadores pueden decirlo. Ya ha escrito varios capítulos de oro. Si firma su futuro en el Real Madrid, será leyenda.  

 

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Tomás González-Martín. el

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