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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

El club más valioso del mundo y el más criticado

Tomás González-Martín el

Por tercer año consecutivo, el Real Madrid ha sido elegido el club deportivo más valioso del mundo, por delante de los equipos de fútbol americano, baloncesto y beísbol de Estados Unidos. Los economistas de Forbes consideran que la marca Real Madrid vale 2.980 millones de euros. La cotización de sus futbolistas, la mercadotecnia, su estadio, su enorme ciudad deportiva, su popularidad y el seguimiento universal de los aficionados le sitúan en cabeza del ránking económico y comercial del planeta. El Real Madrid tiene 600 millones de simpatizantes en el mundo, personas que compran productos del club por las redes sociales. Aficionados que engloban unas ventas millonarias que dejan a España como una porción del mercado madridista.  Esos incondicionales serán 900 millones dentro de quince años, cuando el desarrollo de las ventas por redes sociales continúe extendiéndose de manera imparable por China, India e Indonesia, sin olvidar a la pudiente Japón. El Real Madrid, sin embargo, es también el club más criticado, especialmente por los medios de comunicación españoles. Quizá sea su trascendencia social la que implica esas críticas, que en realidad no se dirigen contra el Real Madrid, sino contra su presidente. Las filias y fobias de enemigos ancestrales en un país tan marcado en sus posicionamientos suscita esta controversia. Precisamente, la prensa extranjera, la que menos conocía lo que ha sucedido realmente en el litigio de Casillas, ha criticado al dirigente ante la despedida en solitario que Íker realizó el pasado domingo. Ninguna de esa prensa extranjera dice que fue el ya excapitán quien quiso despedirse solo. La entidad le ofreció organizar un adiós a lo grande, en el estadio, con la afición, con sus títulos, y se negó. El guardameta no quería despedirse con los directivos a su lado. Piensa que se le ha tratado mal. Lo que no manifiesta es que él, junto a sus padres, no pagó una comisión a su representante, Ginés Carvajal, en 2008,  y denunció al Real Madrid cuando Florentino Perez regresó a la presidencia, en 2009. ¿Por qué? Para que el Real Madrid abonara esa comisión. Aquella actuación vició toda esta situación hasta un final que el portero ha manejado muy bien: quedó como víctima al salir solo a la sala de prensa. No quiso nadie a su lado. Sus lágrimas, veraces, lógicas, tras toda una vida en la casa blanca, movilizaron hasta a los ciegos, que no las vieron pero las escucharon. Al Real Madrid le metieron un gol mediático por la escuadra. Y lo sabe.

Hay que hablar claro y dejarse de medias verdades. Casillas renovó con Florentino Pérez en diciembre de 2005 hasta 2011, cuando tendría 30 años. Ginés Carvajal era su representante. Pero cuando el presidente dimitió el 26 de febrero de 2006, Ramón Calderón, el nuevo presidente, aprovechó esa ocasión para congraciarse con los líderes de la plantilla. Les ofreció contratos excesivos, de un dinero que no era suyo claro, para ganarse a los jugadores. Por supuesto, si nos lo hubiera ofrecido a usted, lector, o a mí, le habríamos dicho que sí. Es lo que hicieron Casillas y Raúl, que en 2008 firmaron acuerdos con el Real Madrid hasta sus 36 años. Eso no se hace en un club grande. Ningún futbolista aguanta con un rendimiento de primer nivel hasta los 36 en equipos como el Real Madrid, el Barcelona, el Bayern o el Manchester United. Ramón Calderón cometió una tropelía legal, para sus intereses particulares, que el Real Madrid sigue pagando hoy. El club ha tenido que abonar ahora la mayor parte de la ficha de Casillas, incluso en su marcha al Oporto. Pero si aquella renovación no era normal, lo peor es que Casillas firmó con Calderón hasta 2017, siendo Carvajal su apoderado, y después se negó a pagarle al representante su comisión. Hizo las cosas al revés. Estaba enfadado con Carvajal, porque opinaba que no le negoció bien su contrato en 2005, y dijo que no le pagaba. Debería haber roto con el agente antes de rubricar su nuevo convenio con el club dirigido por Calderón. Pero no lo hizo. Seguía siendo representado por Ginés Carvajal. Y pedía su dinero. Como haríamos también todos.

Carvajal, claro, demandó al futbolista. En realidad demandó a la empresa que controlaba sus dineros, con los padres de Casillas de por medio, por esos vericuetos legales de los futbolistas, que ya no son personas sino empresas. Pero al final es lo mismo. Carvajal demandó a Casillas. Y el portero no le pagó. Ramón Calderón tuvo que dimitir ante su chapuza en aquella Asamblea, con votantes que no eran socios del club, sino del Atlético. Pérez regresó a la presidencia en junio de 2009. Y Casillas demandó al Real Madrid de Florentino, recién llegado, para que fuera la entidad quien abonara a Ginés Carvajal aquella comisión. Podía haber demandado al Real Madrid de Calderón. No. Demandó al Real Madrid dirigido de nuevo por Florentino. Así entenderán ustedes muchas cosas que han visto en estos últimos días. El capitán se enfrentó legalmente al club por un dinero no abonado por él. De aquellos barros soportamos estos lodos.

Íker afirma que Florentino Pérez nunca confió en él como portero. Pero jugó siempre, hasta que Mourinho le pasó al banquillo en 2013, tras una lesión, cuando se acercaba a los 32 años. Luego, Ancelotti se complicó la vida. Hizo lo más difícil. En vez de devolverle el puesto, que era lo cómodo, le mantuvo un año en la suplencia. ¿Piensa Casillas que Florentino le dijo que tenía que ser reserva? Sabe muy bien que no. En la primera campaña con Carlo disputó la Champions y la Copa. En el segundo ha sido titular, tras la marcha forzada de Diego López para acabar con un antagonismo recíproco irreversible.

Ahora, el Real Madrid le dijo con sinceridad a Íker, a sus 34 años, que la entidad debía buscar un guardameta de futuro, porque su carrera estaba en el ocaso, como es lógico, por cuestiones de edad. Le sucedió a Buyo, que se marchó con 34, y a tantos otros guardametas. De Gea es el objetivo. A Casillas se le comentó con franqueza si era mejor quedarse, sin tener asegurado el puesto, o irse a un equipo donde fuera titular, con vistas a la Eurocopa 2016, que será su última competición con España tras conquistar dos Eurocopas y un Mundial. Esa es la verdad. Casillas se podría haber quedado en el Madrid. Incluso De Gea no es seguro que venga, dada la postura del Manchester United. Ha elegido el Oporto.

Pero el ya excapitán del Real Madrid ha vendido muy bien sus armas. Negarse a realizar un acto de despedida con la directiva y salir solo un domingo, en sala de prensa, sin preguntas, sin sus dieciocho copas ganadas a su lado, ha sido un golazo por la escuadra al club al que demandó para que le pagara una comisión que debía haber abonado él. Al Real Madrid, el equipo más mediático del universo, le han marcado un gol mediático de alcance mundial. Y ha quedado como el malo de la película. Como el patito feo. Pues el patito feo es el club más valioso del mundo. Tres mil millones de euros. Algo estará haciendo bien.

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