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Benítez, exprimir el jugo a la mejor plantilla de su vida

Tomás González-Martín el

Vuelve veinte años después curtido en España, Inglaterra e Italia, con títulos ganados al frente del Valencia, el Liverpool, el Inter, el Chelsea y el Nápoles. Benítez regresa al Real Madrid con el método de fútbol total adquirido en el estudio de la ideología Sacchi. Un sistema de presión desde arriba, una estrategia de defensa de todos, que el madrileño adaptó con sus propias premisas. El éxito de Rafael Benítez se fundamenta en una máxima: cada partido tiene una alineación, unos jugadores, no valen siempre los mismos para medirse a todos los rivales. Por la misma razón, hay enemigos, hay encuentros, que exigen pasar del 4-2-3-1 al 4-4-2, o viceversa.

El triunfo de Benítez desde el año 2001 se fundamenta en ese sacrificio de todos los jugadores. Cada uno debe marcar a su vigilante cuando el equipo no tiene el balón. Y el objetivo es robar la pelota para engarzar un contragolpe inmediato, rápido, que haga daño. Nada de centrocuentismo.

El primer reto del técnico español es convencer a Cristiano, Bale, Benzema y otros futbolistas de la necesidad de defender y atacar todos. El segundo objetivo es hacerles comprender que no pueden disputar todos los partidos, ni los noventa minutos de muchos encuentros. El preparador desea repartir esfuerzos y quiere que dos o tres futbolistas teóricamente titulares descansen o jueguen una hora en diversos encuentros para abordar con mayor frescura los duelos de Champions o el siguiente compromiso importante en la Liga. Benítez reparte minutos porque quiere que los sesenta que dispute uno de sus pupilos supongan el rendimiento de noventa. Exige trabajo máximo, velocidad, potencia. Y quien sustituya al titular ha de ofrecer en la última media hora del partido un sacrificio que revolucione el juego y cambie el resultado. El lema es: entrega absoluta en todo momento.

La gente confunde técnico defensivo con entrenador que exige al delantero marcar a su marcador para quitarle el balón y atacar.  En el fútbol español hemos estado acostumbrados durante mucho tiempo a que los puntas eran estrellitas que no vigilaban a nadie. En Europa eso no existe desde hace dos décadas. Sacchi tenía peleas con Van Basten porque el nueve holandés no se encargaba de su central cuando militaba en el Milán. Ahora, en la Liga española, pocos son los futbolistas que no persiguen a su lateral por la banda o a su central cuando sube al remate de cabeza. Cristiano, Messi y pocos más. Incluso Ronaldo defiende en el área en saques de esquina y golpe francos. Y ha salvado varios goles. Bale ya ha ejercido de centrocampista en el 4-4-2 para taponar su flanco. Con Benítez, eso será norma.

Los profesionales se ponen en alerta cuando el madrileño ha llegado a un club y ha aplicado su filosofía. Es tal su exigencia física que los futbolistas reaccionan o pierden la titularidad. Benítez vini, vidi, vinci. En su primera temporada ganó títulos en el Valencia, el Liverpool, el Inter, el Chelsea y el Nápoles. Será por algo. Su secreto es que hace que sus equipos sean más competitivos. Exprime todas las características de cada hombre. Le saca todo el jugo. La calidad de la plantilla del Real Madrid, la mejor plantilla que ha disfrutado en su carrera, significa un examen final para el entrenador.

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