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Cristiano, Isco y Asensio, 3,5 millones de euros, la CIA renueva la fe en el Real Madrid

Cristiano, Isco y Asensio, 3,5 millones de euros, la CIA renueva la fe en el Real Madrid
Asensio posa para ABC antes de la entrevista. Foto: De San Bernardo
Tomás González-Martín el

El madridismo exigía la titularidad de Marco Asensio desde hace tiempo y Zidane le ha llamado a filas cuando más hacía falta. Ha rescatado al equipo, es el «soldado Ryan» del Real Madrid, el hombre que ha dado vida al campeón cuando languidecía, para revivirlo en la Copa de Europa y en la Liga. El entrenador pedía paciencia al futbolista. La juventud es sinónimo de ansiedad, sinónimo de la impaciencia natural de los genes nuevos. El francés, con genes curtidos en dieciocho años como futbolista y en cinco como técnico, le rogaba pausa, árnica. «Queda media temporada y va a jugar mucho, todo llega a su debido tiempo». Tiempo, tiempo, es la palabra clave en todo este proceso «asensiano». A partir de ahora, cuando el club se juega su futuro, el número veinte será cada vez más protagonista.
Zidane lo tenía todo previsto. Contrariamente a lo que se piensa, «Marco», así le llama su jefe, ha jugado más esta temporada que en la anterior. Lo que pasa es que los malos resultados del conjunto blanco en la Liga pedían una mayor participación en el invierno de Asensio, Isco, Lucas y Kovacic, un protagonismo que ha comenzado ahora, en febrero, cuando la empresa se lo juega todo y hay que sacar las castañas del fuego. El balear disputó la pasada temporada 1.918 minutos, repartidos en 38 partidos, en los que anotó diez goles. En el curso actual ha jugado ya 1.843 minutos, diseminados en 35 encuentros, en los que ya ha empatado la cifra de diez dianas conseguida en su primera campaña madridista. Y restan quince jornadas de Liga y la Copa de Europa para el campeón vigente de ambas competiciones. Es la sensación del mal juego del equipo titular en la Liga y en la Copa la que desesperaba al aficionado para pedir unos cambios que han llegado, con Isco, Asensio y Lucas, en la hora de la verdad, en el retorno de la Champions y cuando se dirime la consolidación entre los cuatro primeros clasificados del campeonato español. “Cada cosa llega a su tiempo”, señala otro profesional de la empresa.
En esta ansiedad por ver al mallorquín en el once titular se han casado dos necesidades del entrenador. La primera era fundamental para la entidad: había que conceder la oportunidad de recuperarse a Benzema y a Bale, dos blancas vacas sagradas del equipo a las que Zidane no podía condenar a la suplencia, porque significaría su devaluación moral, su devaluación personal y su devaluación en el mercado internacional. «Zizou» sabía que no podía jugar con ellos, por el bien de ambos futbolistas y del propio club. Tenía que darles partidos, buscar su mejora y a la vez introducir paulatinamente a Isco, Asensio y Lucas en el organigrama del esquema, porque se lo merecen. No era fácil conjugar esos cinco nombres para dos puestos. Las críticas a Zidane se han concentrado en estos cinco nombres. «Lo sabía, lo esperaba», aduce otro hombre de la entidad.
La mala racha del Real Madrid en los dos campeonatos españoles supuso que los planes programados con Asensio hasta alcanzar la titularidad se aparcaran y se retrasaran. Tenía prometido ser habitualmente el primer cambio en los segundos tiempos, para sustituir a Bale, a Benzema o a un centrocampista. Tenía planificado jugar a partir del minuto 55 la mayoría de los encuentros. Estaba previsto que fuera titular en una veintena de partidos, especialmente en la Copa y en la Liga, pero también en algunos de Copa de Europa. La crisis de resultados ha atrasado esa integración hasta ahora, cuando la falta de rendimiento de Bale y Benzema exigió su entrada en el once para solucionar partidos con su clase, aunque sea en los últimos quince minutos, como sucedió frente al París Saint Germain. En el Villamarín fue titular y demostró que cuando le conceden la continuidad que solicita funciona todavía mejor. Dos goles y una sensación de peligro en cada instante que marca la diferencia. Sí, es distinto. Entra por la izquierda, dribla y centra. O dispara y anota. Está tocado con la varita mágica.                         Su entrenador argumenta que ha retrasado su protagonismo en el Real Madrid, aunque ya ha jugado más que el año pasado, porque no quería cargarle con la responsabilidad del equipo. «Zidane le ha protegido para que no se llevara también los palos en los malos momentos, pero nadie se da cuenta», manifiesta un hombre importante del club. «Si hubiera sido titular todo este tiempo y las cosas no salen, las críticas le habrían caído también a Marco y no sería justo». Ramos, el capitán, lo advirtió: «Dejemos que Marco progrese, no le carguemos de responsabilidad, tiene que hacerse poco a poco». Esa ha sido la filosofía defendida desde la casa. Muchos, impacientes, no han sabido palparlo.
No se ha quejado. Es disciplinado. Solo ha dicho una verdad: «Si tengo una continuidad rindo más». No es un jugador der minutos, aunque resolviera el entuerto del PSG en un cuarto de hora. Marco es un futbolista que funciona mejor a lo largo de un partido. Lo volvió a demostrar en el Villamarín. Lo que pide es tener más minutos en los encuentros, no solo veinte. Ya ha sumado esta temporada 1.843, divididos en 35 encuentros, lo que significa realmente que ha vivido 21 encuentros totales. Ha sido titular en 19. Prefiere comenzar en el once, para adaptarse rápidamente al juego, que entrar después. Sabe controlar su ansiedad.

Solo llevamos la mitad de la campaña y a partir de este mes crucial jugará más y será mucho más importante. Zidane contará con él especialmente desde ahora. Asensio lo sabe y no se reivindica públicamente más que con fútbol y goles. Al final piensa que, en efecto, jugará mucho más que en el curso pasado, tal y como estaba planificado. La crisis de resultados ha espaciado una promesa que se hará realidad. Va a protagonizar cincuenta partidos y alcanzará los 3.000 minutos de competición, un tercio más que los 1.918 disfrutados en la campaña anterior. El devenir del equipo determinará sus sensaciones internas. La diferencia es que, juegue el Real Madrid bien o mal, Asensio casi siempre lo hace mejor. Esa es la distinción de los grandes. Su fútbol está por encima de los resultados. Ya ha escrito una nueva historia personal en la casa: en Sevilla anotó el gol 6.000 de la historia del Real Madrid. Marco es un verso suelto, porque brilla en solitario con independencia del marcador. Y a Cristiano le encanta, porque encaja en sus poemas medidos de sintaxis.

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