En la última entrada de «Por Tierra, Mar y Aire» («Padre Romero: por qué Gibraltar siempre será español») hicimos referencia a nuestra agradable visita a la Catedral de Gibraltar de Santa María de la Coronada donde dábamos cuentas de dos hechos: la desconocida historia del padre Juan Romero de Figueroa, a quien se debe aún que una colonia británica como Gibraltar sea católica y no protestante, y la presencia de un escudo de armas de piedra en el patio, muy desgastado, que la diócesis de Gibraltar presenta en su folleto explicativo como perteneciente a los Reyes Católicos.
He aquí las pruebas halladas en nuestra visita:
Pues bien, habiendo leído y cotejado la información, el decano de la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense de Madrid, don José María de Francisco Olmo, nos advierte que ese no es el escudo de armas de los Reyes Católicos, tal y como asegura la Diócesis de Gibraltar, sino que pertenece al Emperador Carlos I.
He aquí la advertencia que nos realiza De Francisco Olmo:
«A pesar de que está bastante maltratado hay que decir sin ninguna duda que no es de los Reyes Católicos, ya que este cuartelado solo lleva las armas de los Reyes Católicos en el 1 y 4 cuartel, mientras el 2 y 3 lleva las de los Austria-Borgoña, es decir parece casi seguro que es de Carlos I. Además lleva una particularidad que se ve muy clara en el ultimo cuartel, la Cruz de Jerusalén y las fajas de Hungría, que hacen referencia al Reino de Nápoles, conquistado por Fernando el Católico en 1504. Me imagino que el error sea de la tradición oral, que siempre se haya dicho que era de los Reyes Católicos, pero desde luego no lo es».
Y nos manda una comparativa de escudos:
Aclarada esta premisa a modo de fe de erratas, no nos queda otra que pedir a la Diócesis de Gibraltar que ese folleto al menos se modifique: ¡escudo de armas de Carlos I! Lo que no nos exime la «errata» es de seguir mirando con orgullo a ese escudo de armas situado en el otrora patio árabe de la Catedral gibraltareña: pasado-presente de las raíces españolas de Gibraltar… y admirándonos quedamos con la historia del Padre Romero de Figueroa, ejemplo de por qué Gibraltar siempre será español.
Nuestro agradecimiento, claro está, a don José María de Francisco Olmos.
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