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Operación cintura. ¿Estás en la onda?

Operación cintura. ¿Estás en la onda?
Teresa de la Cierva el

 

Las que tenemos tendencia a que las tapitas del bar se nos instalen en la cintura estamos de suerte. Gema Cabañero empezó a trabajarla el verano pasado con Cellactor, un equipo suizo de ondas acústicas (de la casa Storz Medical, muy puntera a nivel internacional), que hace  ‘diana’  sólo en la grasa ‘mala’ o ‘tóxica’ del cuerpo (‘atesora’ en su interior todas las toxinas que ha ‘recogido’ antes de instalarse, para intentar quedarse, en las llamadas “zonas rebeldes”), y favorece su rápida eliminación (a través de varios tipos de drenaje, como veréis más adelante). Un año más tarde tiene ya mediciones de las reducciones en las cinturas y flancos de muchos casos reales, y todos (incluido el mío, que fui casi la primera en testarlo), demuestran sus buenos resultados. 

 

 

– ¿Cómo actúa? La máquina combina 3 trabajos en la misma sesión: 15 minutos aproximadamente, en los que ‘dispara’ unas ondas de choque cortas que alcanzan la capa grasa más profunda, reduciendo el tamaño de los adipocitos; otros 15 de otro tipo de ondas largas y más superficiales, que alisan la piel de naranja y movilizan la grasa que ha sido ‘diluida’ en el paso anterior; y 10 minutos de unos impulsos vibratorios ‘masajeantes’, que mejoran la microcirculación y activan el sistema linfático para eliminar más fácilmente esa grasa ‘licuada’ y drenar las toxinas.

 

¿La clave? Este sistema no rompe los adipocitos, los “descompone” para que se eliminen en forma de ácidos grasos y glicerol (en textura aceitosa y, por tanto, se elimina más fácilmente), y no de triglicéridos, que son los que pueden ser perjudiciales si andan sueltos por el organismo. “Este tipo de ondas tienen además un efecto antiinflamatorio y analgésico, y aumentan la creación de nuevos vasos sanguíneos, segregando factores de crecimiento”, me cuenta Gema. “Y además, como ‘efectos secundarios’, regula los niveles de serotonina y cortisol, y reduce la tensión muscular”.

 

 

¿Duele? Solo son molestas las primeras ondas (son como microcalambres) en las zonas cercanas al hueso (costillas por ejemplo), donde hay menos grasa. Las segundas suenan como si una ametralladora disparara a los adipocitos, pero la realidad es que es bastante agradable. Y con los impulsos vibratorios, te puedes hasta dormir.

 

¿Sus efectos? Se nota la zona tratada mas deshinchada y con menos grasa. En las mediciones del antes y después del tratamiento que me enseñaron en el centro demuestran una reducción de una media, de 1,5 a 3 centímetros por zona.

 

¿El plus? Al finalizar la sesión, la esteticienne realiza media hora de drenaje linfático manual por todo el cuerpo, para para  agilizar la eliminación de esa grasa ‘tóxica’ de la que hablaba al principio, ‘descompuesta’ previamente mediante Cellactor. Y a continuación, un baño de pies de otros 30 minutos, con tecnología Hidrolinfa (para no enrollarme, en este post Cristina Tarrega os lo cuenta muy bien), que ayuda la expulsión de las toxinas de todo el cuerpo. La ‘bañera’ tiene un campo electromagnético que ioniza el agua, y atrae toda la ‘porquería’ interna, que se expulsa a través de los distintos puntos de pies, conectados con nuestros órganos internos.

 

 

El agua va poniéndose marrón, grisácea o verdosa (según el tipo de tóxicos), y suena tan asqueroso como es, pero como no se siente nada, puedes estar leyéndote un libro mientras todo tu cuerpo se limpia. Basta con que no miréis el color, ¡y la textura!, que va adquiriendo el agua… (me niego a poner foto aquí, pero si queréis verlo, aquí tenéis un video).

 

¿Sesiones? Lo ideal son de 8 a 12, de una hora y 45 minutos aprox, con una frecuencia de 2 (incluso 3) a la semana (todavía estáis a tiempo de comprobar sus resultados las que os vais en agosto de vacaciones)

 

¿Precio? Desde 96 € sesión (según la zona, porque funciona de la misma forma en piernas, cartucheras, glúteos y brazos, aunque sus mejores resultados los han visto en el abdomen), con todos los drenajes incluidos.

 

¿Dónde? Gema Cabañero (Madrid) y  Chi Spa (Barcelona y Madrid), aunque en este último, no hacen los drenajes.

 

PD: Cuando yo lo probé el año pasado, lo combiné con la radiofrecuencia Venus Legacy (en este enlace os habla de ella mi compi Mayte Martinez), porque quería mejorar también el aspecto de la piel (esas arruguitas que se forman alrededor del ombligo después de tanto parto), y el resultado de ambos aparatos fue estupendo!!! En mi opinión, es la combinación perfecta. Eso si, toca rascar tiempo y… ahorros (cada sesión de Venus, 80 €). ¿Dónde? En Clínica Moisés Amselem, Clínica Concepto  (Madrid), Instituto Dra. Natalia Ribé (Barcelona), Dr. Pablo Naranjo (Madrid) y resto de España en www.venusconcept.com.

 

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