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“Cura Divina” de L’Occitane

“Cura Divina” de L’Occitane
Teresa de la Cierva el

Hace tiempo que quería escribir de L’Occitane pero, entre unas cosas y otras, lo he ido dejando hasta hoy. Y entono el mea culpa porque es una firma de la que me gusta todo. Su concepto (ingredientes y aceites esenciales vegetales, casi todos biológicos, procedentes del mediterráneo y la Provenza), sus envases (con esa estética retro), las tiendas (que huelen tan bien!!) y su eficacia (realizan pruebas anuales y sus patentes registradas dan fe del poder de las flores, plantas o árboles que utilizan), algo de lo que no todas las firmas de cosmética natural pueden presumir.

 

Antes de pasar a escribir de la cura que da título al post, tengo que mencionar sus cremas de manos, que son imbatibles. De su larga colección no sabría deciros con cual me quedo. Probablemente con la clásica, que es mítica (y es la más vendida). Me encanta porque a pesar de que tiene un 20% de manteca de karité, no deja película grasa como tantas otras. Es realmente maravillosa.

 

 

Pero las versiones perfumadas con rosa, verbena, lavanda, flor de almendro o peonía son una delicia también….

 

 

 

Tampoco puedo dejar de citar su línea facial Preciosa, aunque solo sea porque con ese nombre ya apetece aplicársela. Sonará muy cursi, pero reconocedme que solo se pueden esperar cosas buenas de una crema que se (y te) llama así

 

 

 

La realidad es que el nombre se refiere a lo precioso que es su contenido porque incluye cientos de Siemprevivas, unas flores tan longevas que, aunque se arranquen, no se marchitan (seguro que más de una vez habéis visto un centro elaborado con ellas y habéis pensado que eran flores secas).

 

 

En Francia se conocen como ‘immortelles (inmortales) por esta capacidad de supervivencia, que es lo que las hace tan valiosas.

Su aceite esencial biológico está inundado de moléculas capaces de multiplicar por 6 la producción de colágeno de la piel, y activar la proteína de la longevidad (SIRT-1).

L’Occitane además patentó la Siempreviva que florece en Córcega, que es la mejor.

Después de la gama Preciosa, llegó la línea Divina, otro nombre que me fascina. Yo me siento ídem simplemente con tenerla en mis manos!!

 

 

Contiene las imprescindibles Siemprevivas, y además incluye Mirto, un arbusto aromático que puede vivir hasta 300 años. Su extracto prolonga la juventud celular, y devuelve la actividad de los fibroblastos al nivel que tenían cuando eran jóvenes.

 

El poder de regeneración de esta combinación se ha demostrado en un ensayo clínico con 95 voluntarias con la colaboración del Centro de Investigación Clínico de la Concepción de Marsella. Además la línea tiene 5 patentes y ha recibido varios premios, entre ellos el Prix de Marie Claire.

 

Y ahora llegamos al programa del que quería hablaros:

 

 

El Tratamiento Intensivo Divino es una “cura” que hay que seguir durante 28 días, para aprovechar el ciclo de renovación de la piel.  Así actúa con los ritmos naturales de la piel y activa la capacidad de las pieles “cansadas” o “mayores” de regenerarse.

 

Son 4 fases, cada una de 7 días, durante 4 semanas. Cada día hay que aplicarse la fórmula correspondiente (vienen numeradas), encapsulada en una monodosis con forma de un cuentagotas.

 

 

 

La 1ª semana: se trata de un peeling suave a base de un aceite esencial de pistacho, que prepara el camino para los activos que irán aportándose en las siguientes semanas.

 

La 2º semana: como la piel estará muy receptiva, cuatro aceites vegetales  se ocupan de hidratarla y nutrirla.

 

La 3ª semana: el mirto y el romero refuerzan la piel para recibir los beneficios rejuvenecedores del último paso.

 

La 4ª semana: entra en acción una dosis elevada de siempreviva, asociada a aceites esenciales de zanahoria y ciprés, que aportan a la piel todo lo necesario para que se vea más “gorda”, lisa, firme, equilibrada

 

La textura en todas las fases es de aceite, y no precisamente seco. Lo advierto porque, aunque yo soy muy fan, sé que hay muchos a los que nos gusta esa sensación grasa.

 

Tardan bastante en penetrar, por lo que os recomiendo que apliquéis las dosis por la noche para no tener la piel brillante, y porque además estará descansada y más propensa a la regeneración celular.

 

El modo de empleo:

Abrir la monodosis (aunque tiene un “abrefácil”, no hace honor a la palabra, y os recomiendo ayudaros de unas tijeritas).

Verter el contenido en la palma de la mano.

Calentarlo un poco entre las dos manos.

Inspirar su perfume 3 veces (sus aceites esenciales actúan también por inhalación)

Extenderlo por la cara (evitando el contorno de ojos), cuello y escote, con masaje.

 

Después os podéis aplicar vuestra crema habitual, aunque no creo que os la “pida” la piel.

 

¿Cuándo hacerse esta cura? Estos tratamientos de choque habría que hacérselos 2 o 3 veces al año, pero sino la primavera, que no solo la sangre altera, es un buen momento. También justo antes de unas vacaciones al sol, después de verano, antes de una boda…

 

El pack cuesta 95 € (que no es mucho, si tenemos en cuenta lo que cuesta un tratamiento de cabina) y se vende en las tiendas de la firma de toda España, y en su web.

 

PD: Si tenéis oportunidad de hacer una escapada al Spa by L’Occitane del Gran Hotel La Florida (un hotel boutique precioso cerca de Barcelona) no dejéis de probar el tratamiento de “Siempreviva Divina. Secreto de Juventud” para reafirmar cara, cuello y escote. Yo lo hice de manos de Catherine, una de sus esteticiennes, y como ella misma me explicó “este facial anti-edad combina las acciones regeneradoras de los aceites esenciales de Siempreviva orgánica y Mirto, con técnicas de masaje drenantes y modeladoras específicas de la firma, que dejan la piel como si se hubiera pasado una semana descansando en este hotel”.

Yo solo puedo decir que el momento fue tan divino como el nombre.

90 minutos, 135 €.

 

 

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