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Manifestarse contra Trump es fácil

Manifestarse contra Trump es fácil
Maria C. Orellana el

 

Durante el fin de semana se han sucedido manifestaciones multitudinarias, con centro en Washington pero extendidas por muchas ciudades del mundo, de protesta contra del machismo de Donald Trump. Machismo probado y demostrado con sus espantosos tuits y declaraciones en televisión, como estos ejemplos:

“Cuando eres una estrella, [las mujeres] te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el culo, lo que sea.”

“Si Hillary no puede satisfacer a su esposo ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”

“Las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agradables”.

Efectivamente, Trump es un machista recalcitrante. Y como él hay cientos de miles en Estados Unidos. Y en España. A menudo coincidimos con ellos en el metro, les oímos en los bares, leemos sus posts en las redes, los sufrimos en el puesto de trabajo. Y cada día todos tendríamos que manifestar públicamente nuestro rechazo a esta actitud y este lenguaje contra el género femenino que forma parte de un paisaje casposo e insufrible del que no logramos desprendernos.

Pero en el mundo hay un machismo mucho más dañino que el del lenguaje sexista y zafio. Es el machismo radical que profesan en tantos países sus gobernantes, sus ministros, sus funcionarios y sus súbditos. Es el machismo que a tantas mujeres niega los derechos fundamentales, esconde bajo velos negros, encarcela injustamente, viola, agrede, lapida o incluso mata.

¿Por qué toda esta gente que se manifiesta fácilmente contra Trump no sale a la calle cada día en cada ciudad de cada país demócrata? Y los medios, que tanta cobertura dan al machismo de pandereta de este Trump imposible, caricatura de sí mismo ¿por qué no resaltan cada día el sufrimiento real de miles de mujeres impunemente sometidas en los países musulmanes, asesinadas en México, violadas en la India?

Porque están lejos.

Porque no importa.

Porque nos hemos acostumbrado.

Porque no vende periódicos ni titulares.

Yo qué sé.

 

 

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