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Blogs Tareas pendientes por Maria C. Orellana

¿Dejar de trabajar? No, gracias.

Maria C. Orellana el

De vuelta de la playa, quedo con mi madre el domingo por la tarde. Le pregunto, entre otras cosas, por la hija de su buena amiga, a la que el divorcio dejó en difícil situación económica que se va agravando con el tiempo y cuando sus hijos ya rozan la mayoría de edad.

La conozco desde que éramos pequeñas, cuando solíamos jugar en su casa a la salida del colegio, hasta que se fueron a vivir a otro barrio. Últimamente he coincidido con ella en algún evento y es una mujer increíblemente elegante, atractiva, lista y muy vital. Pero hace años tomó la decisión de no realizar actividad remunerada para cuidar a sus niños: su marido tenía un salario suficiente, no necesitaban de dos sueldos para ser felices y la dedicación en exclusiva a la maternidad es tentadora.

Aunque es una opción personal y me meto en un tema políticamente incorrecto, invito a las mujeres que llegada la maternidad piensan dejar su empleo, a no hacerlo bajo ninguna circunstancia. La razón principal, que por su peso ya vale por todas, es la de la deseable independencia económica. Pero a bote pronto se me ocurren otros argumentos:

– No se ha demostrado que a los hijos de madres trabajadoras les haya quedado ninguna secuela por ello; más bien al contrario, si hacemos caso a un estudio reciente de la escuela de negocios Harvard, según el cual los hijos varones cuyas madres trabajan serán más responsables en las tareas domésticas y el cuidado de los niños, mientras que las hijas tendrán relaciones más equilibradas y un mejor trabajo.

– Criar y cuidar a los hijos es una actividad gratificante, pero también es importante mantener intercambios con otros adultos aparte de las típicas charlas de parque sobre vacunas, mocos e irritaciones, progresos infantiles, colegios y guarderías.

– Tus hijos crecerán y cuando ya no necesiten tu atención y cuidados, retomar tu actividad profesional puede ser imposible tras años en barbecho (lamentablemente, pero hay que ser realista sobre nuestro mercado laboral). Y esos años de dedicación exclusiva no serán “ni agradecidos ni pagados”.

La buena noticia es que cuando nuestros hijos son pequeños estamos en la edad en la que el cuerpo aguanta todo. Tampoco hace falta ser superwoman y buscar la perfección como madre y profesional… Si ves que no llegas, levanta el pie del acelerador en tu trabajo (ya habrá oportunidad, la vida laboral es larga), intenta la opción de reducción de jornada o paga ayuda externa lo que, aunque se lleve durante un tiempo la mitad de tu salario, es una inversión segura a largo plazo.

En fin, probablemente muchas mujeres tenéis razones para dejar de trabajar por criar a los hijos, por favor compartidlas. Y si conocéis a un hombre que también lo ha hecho, me encantaría saber la historia. Yo mando un abrazo a la amiga de mi madre y a su hija, quizá siguen mi blog.

 

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Maria C. Orellana el

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