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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

What a castaña!

Rosa Belmonte el


 


Las gafas de Angelino son unas Wayfarer. Al chiquillo lo llevan supermaqueado, con su pelo moderniqui, sus camiseta guay, sus zapatillas Vans (los pies los pone en el asiento para que la rodilla se quede a la altura de su cara). El plató es rosa shocking y Carmen Alcayde iba sin escote pero con un vestidito mamarracho de muñeca (no de baby doll, de muñeca, que yo creo que la Nancy tenía un vestido y unas botas como esas). Primera impresión: gran mojón pinchado en un palo. Incluso por un momento he llegado a pensar, ahí va, que hasta  El ventilador es mejor programa.


 


Al principio había una carta del tal Angelino donde pedía que lo miráramos con buenos ojos, al menos el primer día. Yo creo que con lo visto y oído en el estreno podremos ser más suaves que si perseveramos en observarlo. A no ser que mejore la dicción. Porque, claro, ya no es sólo lo que dice sino cómo lo dice. Habla un poco como Rajoy (que fue, cielos, el primer personaje del programa) y un poco locaza. La sensación que da es la de un Fidel de Aída a falta de un hervor y de dos logopedas. Cuando llamó a la COPE para hablar con Federico, la de la centralita le dijo: “Ya no está, señora”.


 


Por supuesto que a Carmen Alcayde llevar el peso de un espacio no le viene bien. Se supone que ella es la adulta y la de experiencia como anchor woman, pero Alcayde se desenvuelve mejor como segunda o diluida en un debate perruguero de sofá. Los diálogos que mantenía la pareja me hacían añorar el tendedero de Rociíto y María Teresa Campos.


 


Más cosas. Los sketches. Poco que objetar a los puros. Por ejemplo, al de la tumba de Ana Obregón, tuviera más o menos gracia (las prótesis de silicona no biodegradables sobre el esqueleto). Pero los de las llamadas graciosas se pierden, pese a algunos hallazgos. Qué porsaco de llamaditas.  Telefonearon a un centro de estética (con nombre) y pidieron el tratamiento de sanguijuelas de Demi Moore. Y luego llamaron haciéndose pasar por empresario ofreciendo sanguijuelas (“la primera chupada se la regalamos”).


 


Más tarde, la llamadita al obispado de Tenerife ofreciendo obleas sin gluten y, ya hincándose, hostias con petazetas que hacen que el sonido en la iglesia resulte extraordinario. Y va Angelino y suelta: “Esto no es lo más fuerte, luego llegan a ofrecer hostias con petazetas”. Si, hijo, sí. ¿También eres sordo? Pobre chico. No sé, no debería pero pienso en Studio 60 (en la construcción de un sketch a partir de una noticia). A ver, una como la de las obleas sin gluten tiene el suficiente potencial sin necesidad de involucrar a nadie de fuera. Lo han demostrado con la idea de las hostias con petazetas y las hostias con ansiolíticos. Aunque es verdad que lo mejor fue la cándida pregunta de la chica del Obispado de Tenerife ante los ansiolíticos: “¿Es eso litúrgico?”.


 


 En cuanto a lo de tirar 6.000 euros en la plaza del pueblo de Angelino (Fuentes del Ebro, Zaragoza), se trataba de 1.200 billetes de 5 euros, lo que me recordó a Tom Hanks en Big   (véase a partir del minuto cuatro) yendo a cobrar su primer sueldo de 187 dólares (“me da un billete de 100 y 87 de un dólar”). Y allí que se vio a la notaria del pueblo llevando el billetaje. Sácate notarías para aparecer con toda tu cara en Las gafas de Angelino.

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