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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Turu ruru ba

Rosa Belmonte el


La publicidad engañosa también toca a los documentales (o lo que sean). Al final El marido de Lola era casi un homenaje a El Pescaílla, pese a que se había vendido como algo escandaloso sobre su hijo no secreto, cuando de eso casi no se hablaba. Anunciar como peor algo que no es ni malo debe de ser alguna técnica sibilina que se me escapa. Absolutamente reivindicables esos momentos en que subtitulaban las canciones de El Pescaílla.  A ver, Rairarararararara o Turu, ruru ba. No me había reído tanto en mucho tiempo. Tenía la cosa muchísima más gracia que la Versión Original de Noche Hache. En esto de El marido de Lola hay dos planos. Uno, el reportaje en sí. Otro, todo lo demás. O sea, llamar al telefonillo de Carmelita Santos o ir detrás de Juan Santos: “Juan, párese, por favor. Hemos estado esperando mucho tiempo. Párese, por favor, un segundo nada más”.


 Era verdaderamente patético ver correr y suplicar a la pobre chica (periodista, supongo), que por estar de guardia en la casa del perseguido debía de creer que tenía algún derecho sobre la presa. Una presa que, después de ver lo del telefonillo, mandó un recado al plató de Jorge Javier. Recado que pasó en manos de la portadora por delante de la cámara mientras Carmen Rigalt hablaba. Que ésta es otra. El debate parecía Cine de Barrio. Quiero decir que todos los que estaban allí sentados (salvo Carmen Ro y el propio Jorge Javier) habían salido en la película. Mientras en La Primera una joven Pantoja actuaba en Cantares, en Telecinco se leyó el recado, que se puede resumir en una frase: “Es nuestra historia y no la queremos contar”. El presentador primero y luego Carmen Rigalt apuntaron la clave de todo este follón: “No estamos acostumbrados a que la gente se calle y no quiera acudir a un plató de televisión” (Jorge Javier). Eso sí, al rato de empezar el debate, un rótulo inquietante recorrió la pantalla: “¿Existe otro hijo secreto de El Pescaílla, además de Juan Santos?”. Por mí como si Rita Barberá es hija de Concha Piquer (que hay que ver lo que se parecen). Yo creo que se quedaron con las ganas de hablar sólo del hijo secreto de Alejandro Sanz y que de lo otro ya estaban hasta las narices.

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