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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

¿Quién sabe dónde está Patricia Arquette?

Rosa Belmonte el


La cosa anda entre El equipo A, El equipo G y el Sr. Lobo de Pulp Fiction (ya saben, resuelvo problemas). Me refiero, claro, a Los simuladores, lo nuevo de Cuatro. Que dicen que han grabado en alta definición y en exteriores e interiores naturales.  Y a mí qué. Me parto cuando se pone eso como ventaja. Vamos a ver,  El ala oeste está rodada en decorados, lo que tiene mucho más mérito porque parecen reales.  Y si Ay, Señor, Señor, ¿Quién da la vez? o Lleno, por favor hubieran sido grabadas en alta definición seguirían siendo la misma mierda aunque altamente definida. Pero  me voy de lo esencial. Los Simuladores es un producto de ficción. Lástima porque tiene la misma pinta que Supernanny (e incluso que lo de Mariscal) y encima es mentira (la gracia estaría en que de verdad existieran y se pudieran usar). A estos chicos se los puede contratar –son héroes de alquiler– para resolver problemas.  Cada uno está especializado en algo (eso dicen, pero dan la impresión de mucho andar por casa). Y, como El equipo A, no vienen en las Páginas Amarillas (aunque las hijas de los rancheros no tenían problemas para encontrarlos, mientras que la autoridad ni los olía, al menos hasta el final). Un caso y medio por capítulo se despachan. En el primero  (casi un teaser, una historia que se resuelve antes de la cabecera) le quitaron a una chica la intención de operarse el tetamen (por encargo de la madre). En el segundo (el largo), restituyeron en su trabajo con el sueldo doblado a Federico Luppi, dejando en ridículo frente a los jefazos mexicanos al jefecillo que lo había echado (Abel Folk) y al pobre marmolillo que lo había sustituido. El planteamiento y desarrollo es el de películas conocidas. Por ejemplo,  9 Reinas o Los fisgones. Pero esto es en más rural, rural, como jugando a las películas, y en menos verosímil (no sé por qué el mexicano homosexual se iba a quedar prendado del feo pianista y además iba a ir a llevarle el móvil). La diferencia con El equipo A (aparte de no gastar armas) es que Los simuladores no tienen demasiado sentido del humor. Bueno, quizá el humor estuvo en la parte musical: por un lado, los mariachis cantando La de la mochila azul (vamos, que no hay más rancheras) y, por otro, el momento Chiquitita en el ascensor. Hilarante de puro ridículo. Luego tenían cosas de bombero, como la primera cita de Luppi con el jefe de Los simuladores en la ópera, en el tercer acto de Tosca. ¿Eso es un sitio discreto o es por joder a los de al lado?  Eso sí, pese a ser el primero, el episodio llevaba product placement de sobra. Publicidad de Aldeasa y de Vaio (todos los ordenadores que salen, hasta el del pinchadiscos, es Vaio; claro, que una de las productoras de la serie es Sony). En cuanto a los actores, casi todos desconocidos, excepto Luppi, Folk y también Cesar Vea (el que hace de pianista), Antonio Garrido (el mariachi) y la sobrina, que era Belén López, la Maite de Motivos Personales. Hannibal Smith acababa siempre los casos con la misma frase: “Me encanta que los planes salgan bien”. En Los Simuladores, Santos, el cabecilla, pide fuego al pringado al que le han hecho la jugada (a la que no se opera de las tetas y a Abel Folk,). Pero pide fuego para un puro (je, je, otra coincidencia con Hannibal). Y se lo encienden como si fuera un insignificante Marlboro. Más verosimilitud. ¡¡¡¡QUE VUELVA MEDIUM!!!! O El equipo A.

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