En su Diario de…, Mercedes Milá tocaba el manido tema de Mamá quiero ser famoso (lo de artista ha pasado a mejor vida). Dos de los ejemplos de personajes famosos que sacaba eran David Bustamante y Samuel Eto’o. O sea, famosos y tontainas por el precio de uno. Y como en nuestra tele lo normal es que si alguien sale en una cadena, lo haga a la vez (o casi) en otra, tuvimos a Eto’o en la retransmisión del Barça-Chelsea de Antena 3. Vaya un filón. El jugador lesionado es lo mejor del juego de comentaristas de la cadena (yo es que en una retransmisión oigo lo de ‘pase de la muerte’, como oí, y ya pienso que ese tío debería ir contar la procesión de las fiestas de su pueblo y no un partido). Lo que Eto’o dijera me da igual, lo divertido eran los planos del tío vestido de enterrador y celebrando los goles (en uno casi lesiona al pobre Laudrup) o cabreándose (en el 2-2 de Drogba tiró los auriculares y todo). La otra diversión era, of course, Mourinho. Es el mayor animador de los partidos (los contrarios deberían pagarle por su contribución a animar el ambiente). Pone a cien al público, lo que cualquier equipo querría para su afición (cada vez que asomaba la cabeza, pitorrada general). Es como Risto Mejide, un cabroncete touchball. Desde ya, lo que más me gusta de Antena 3 es Eto’o. Famoso, tontaina, pedazo de jugador y un numerazo.
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