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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Con peluquín, sin colesterol

Rosa Belmonte el


Estaban en El Rondo discutiendo cuánto ha ofrecido el Madrid al Manchester por Cristiano Ronaldo (Dios, que deje de depilarse las cejas así, que da grima verlo). También aventuraban quién iba a ser el próximo entrenador del equipo blanco, si Mourinho o Schuster. ¿Y dónde estaba Schuster? En Cambio Radical, que ha tomado una deriva hacia Sorpresa, Sorpresa (hombre, lo raro hubiera sido que tirara para Apostrophes). El caso es que cada vez es más vergonzoso. Y resulta que al primer varón al que han metido mano en el programa le han llevado al alemán porque le gusta el fútbol y juega con sus amigos. Hay que fuck yourself. El primer hombre operado es/era un agricultor con tres dientes. Tres. Negrísimos, además. Y con unas orejas despegadas. Y con incipiente calvicie. La dicción, entre rural, rural (que dirían en Amanece que no es poco) y pitecántropa, no se la cambiaron.  Habrían necesitado al profesor Higgins.


 Y ahí que estaba el tipo en plenos arreglos cuando dice (una respuesta inducida, claro): “Yo creo que no me voy a convertir en metrosexual”. Inmediatamente soltó: “Estoy deseando verme con dientes”. Lo dejaron hecho un cromo. Vamos, que no podían haberle puesto una dentadura más natural. Luego le pusieron botox, ácido hialurónico y le quitaron las venillas de la cara y dos lunares. Y, además, le hicieron un microinjerto capilar. Pero como no dio tiempo a que los pelillos cuajaran, le cascaron un peluquín (mejor que el del Dioni pero chistoso). Cuando su mujer lo vio dijo que esa noche no se iba con él a la cama, que necesitaba uno o dos meses de noviazgo, que a ese tío no lo conocía. “¿Y si la besas?”, le pide Teresa Viejo. Para empezar el noviazgo. Ah, que también le bajaron el colesterol.


Hubo otras dos operadas. Una que tenía una nariz enorme por la que no respiraba y que, además, se puso unas tetas king size. Pero lo mejor era el corte de pelo del marido (afeitado por las sienes y largo y rizado por detrás). La otra se tocó igualmente la nariz y las tetas (al médico le dijo que las caderas también le preocupaban, pero no se sabe por qué no le hicieron la lipo). Ésta se arrepintió. De las tetas: “Parezco Rocío Jurado en sus mejores tiempos”. De la nariz: “Me la han dejado corta y gorda. Madre mía, si parece la de un negro”. Por supuesto, Teresa Viejo hizo muchísima mención al arrepentimiento. Ni que decir que porque luego se le pasó y estaba encantada, que si no…


Como alternaban unos con otros, a Francisco (el agromán) le llevaron con Schuster, al que de lejos identificó como “aquel hombre”. “Yo lo he dicho siempre, que es el que tendría que entrenar al Madrid”, dijo Francisco. Teresa Viejo preguntó a Bernd: “¿Va a haber un cambio radical en tu vida en breve?”. Y Schuster, impasible el alemán,  contestó: “Puede ser”. Y ella: “Eso en lenguaje periodístico es un sí”. Que vaya ya de profesora a una facultad. A lo mejor es que va a depilarse las cejas como Cristiano Ronaldo.


 


 Aidaquote. No tengo frase de Eugenia (Marisol Ayuso), tengo de Mauri (cuando estaba regulando la cola para ver a la Virgen en las humedades de la tienda): “Nos ordenamos por número de miembros, de menos a más”.

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