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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Voluntad popular, presión mediática y administración de justicia

José Manuel Otero Lastres el

Como sabrán muchos de ustedes, en el Preámbulo de nuestra Constitución se dice que la ley expresa la voluntad popular, idea que se concreta en su articulado al establecer que las Cortes Generales representan al pueblo español y que las mismas ejercen la potestad legislativa, es decir, dictar las leyes.

La relevancia del pueblo en las constituciones democráticas como la nuestra se muestra también al regular otro de los poderes del Estado, el Poder Judicial. De tal suerte que, al determinar de donde emana la justicia, nuestra Carta Magna dispone con toda claridad que la justicia emana del pueblo y que se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados.

El esquema jurídico es, pues, claro: la ley que elaboran las Cortes expresa la voluntad del pueblo y su aplicación se hace también en nombre del pueblo a través del Poder Judicial que es el órgano previsto a tal efecto.

La realidad de nuestro tiempo demuestra, sin embargo, que hoy el pueblo o, al menos, una parte de él, no se limita a intervenir, a través de esas vías trazadas en la Constitución, en los citados órganos de formación y de aplicación de la ley. Antes al contrario, hoy hay una presión social que ejercita, al menos, una parte del pueblo que utiliza todos los medios legales a su alcance (como el derecho de manifestación y la libertad de expresión) para influir en las decisiones judiciales.

Me refiero, por ejemplo, a que ante la pasarela por la que están desfilando muchos políticos y empresarios, investigados o juzgados por delitos económicos, hay unas minorías muy activas que vociferan contra los “modelos” que desfilan por aquélla, actuando de un modo parecido a como lo hacía el pueblo romano cuando bajaba el pulgar exigiendo la muerte de los gladiadores vencidos.

Lo grave es que las pasarelas por las que se desfila hoy, gracias a las nuevas tecnologías, amplifican tanto la voz crispada de esa minoría activa que pudiera parecer que esa voz es la de mayoría silenciosa que, por pereza, asiste desde lejos al espectáculo.

La situación es preocupante porque se corre el riesgo de que los tribunales tomen la parte del pueblo que representa esa minoría vociferante por la voluntad popular a la que se refiere la Constitución y que se expresa en la ley y en la administración de la justicia. No digo, que quede bien claro, que lo hagan consciente y voluntariamente, lo que denuncio es la posibilidad de que la presión de una parte de pueblo, amplificada convenientemente por el ruido mediático que suele obedecer a intereses puramente comerciales, sea tomada por la prístina voluntad popular constitucional y se imparta una justicia equivocada.

Hay que confiar en que nuestros jueces sepan resistirse a esa influencia oblicua de los “azotacalles” y que distingan nítidamente lo que dice la ley y que la apliquen. Y que, en consecuencia, desoigan esas presiones de parte de la población que podría ser tomada equivocadamente por la voluntad popular, cuando lo cierto es que se trata de la de una minoría activa que responde a intereses oscuros y espurios.

¿A qué la declaración de hoy como testigo de Mariano Rajoy, gracias a esa presión popular, se va a presentar nebulosamente como si fuera algo distinto de lo que realmente es?

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