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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El Tribunal Supremo de Venezuela es “Grouchomarxista”

José Manuel Otero Lastres el

Los que siguen habitualmente este blog habrán advertido que no suelo abordar temas de política internacional, porque no me considero suficientemente preparado para opinar sobre esos temas. Lo cual no quiere decir que no me haya avergonzado en numerosas ocasiones ante salidas de tono pintorescas por parte de algún mandatario extranjero, como cuando a finales de julio de 2014 el presidente venezolano Maduro confesó que había hablado con un pajarito que le había dicho que el fallecido presidente Chávez estaba feliz.

Hoy he decidido escribir sobre un tema de política internacional, y nuevamente sobre algo que afecta a la querida Venezuela, porque como demócrata y jurista me siento profundamente abochornado por la reciente actuación del Tribunal Supremo de Venezuela. En efecto, como seguramente sabrán, el más alto Tribunal venezolano ha decidido en un cortísimo espacio de tiempo asumir, primero, las competencias de la Asamblea legislativa y, tras la orden oportuna del presidente Maduro, rectificar inmediatamente su postura, dictando una nueva sentencia en la que se devolvieron sus competencia constitucionales a aquella Asamblea.

Es decir que las mismas circunstancias e idénticas razones, con la única pero fundamental diferencia de plegarse enteramente a la voluble y autocrática voluntad del presidente Maduro, sirvieron para dictar dos sentencias de signo contrario: una en virtud de la cual el Tribunal Supremo asumía las competencias del parlamento venezolano, y la otra que las devolvía. Lo cual es una demostración palmaria de que Venezuela no es un Estado democrático. Digan lo que digan sus acólitos en España: los dirigentes de Podemos que, a pesar de su habitual verborrea ,tienden a guardar silencio sobre cualquier cuestión que afecte a la Venezuela de Maduro, porque, si desagradan al dictador, éste puede tener el arranque impulsivo de revelar los muchos dólares que cobraron del gobierno de esa Nación.

Y es que si hay alguna piedra de toque para determinar cuándo un régimen político es o no verdaderamente democrático, dicho punto calibrador es la existencia de una verdadera separación de poderes, al menos en lo que concierne al poder judicial. Pues bien, creo que el más torpe de los argumentadores no necesitaría esforzarse demasiado para hacer ver a la ciudadanía que en Venezuela el Poder Judicial, encarnado en su Tribunal Supremo, no solo no es independiente del Poder Ejecutivo, sino que sigue al pie de la letra, cual si fuera un sumiso perrito faldero, las decisiones del dictador Maduro.

Por eso, y como la vergonzante actuación del Tribunal Supremo de Venezuela mueve a la risa, se podría decir que el citado Tribunal actuó como si fuera seguidor del gran cómico norteamericano, Groucho Marx, a quien se le atribuye la conocida frase: “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”.

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