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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Feminismo, según contra quién

José Manuel Otero Lastres el

Vaya por delante que me declaro apasionadamente “personista”; esto es, me adhiero sin reserva alguna al texto del vigente artículo 14 de la Constitución que proclama que los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier condición o circunstancia personal.

Esta declaración me lleva a proclamar que reprocho cualquier comportamiento discriminatorio serio respecto de una persona, sea del sexo que sea, basado en una circunstancia puramente personal. Lo cual me identifica plenamente con el feminismo entendido como “ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”. Y me separa del “feminismo militante” entendido como intransigencia extrema contra cualquier opinión masculina expresada con mesura sobre la mujer en cuanto tal.

Pues bien, a las almas cándidas les conviene saber que una buena parte de las personas vinculadas al ideologizado “feminismo militante” practica intencionadamente una conducta radicalmente discriminatoria: solo alza su voz según sea la condición del discriminador y de la persona discriminada. Cuatro sucesos reales sirven de fundamento a lo que acabo de manifestar.  

Al primero de ellos, se refirió Edurne Uriarte en la entrada de su blog del pasado 2 de mayo de este año, cuando comparaba los calificativos dirigidos por Almudena Grandes a Pedro Sánchez (“guapo, pero incapaz”) con los que había dicho Miguel Ángel Rodríguez sobre Inés Arrimadas (“Es físicamente atractiva como hembra joven pero es políticamente inconsistente”). Y ello porque  mientras los primeros no habían provocado escándalo alguno en las redes sociales, los segundos (más allá del acierto de la palabra “hembra”) habían suscitado una oleada de comentarios feministas desfavorables.

Pues bien, si entonces se quejaba con razón Edurne Uriarte por las diferencias de trato en ambos casos, tampoco se comprende ahora la vocinglería irritada que corre por las redes sociales contra el futbolista Lobo Carrasco por haber felicitado a Garbiñe Muguruza por su reciente triunfo en Roland Garros  “y por sus piernas maravillosas”.

Sobre todo, porque esta airada actitud del “feminismo militante” que se escandaliza por la simple alabanza de unas piernas contrasta tristemente -y esto es lo realmente incomprensible- con el cobarde y vergonzoso silencio ante el “admirable acto de valentía” de un grupo de sujetos que haciendo uso de una evidente violencia de género agredieron a dos chicas jóvenes de la Asociación Barcelona con la Selección que habían tenido la osadía de pedir la instalación de pantallas para poder ver a la Selección Española en la próxima Eurocopa.

Así que ¡basta ya de milongas! Dejen ya de intentar engañar a los espíritus bienintencionados. A los “feministas militantes”,  les importan poco la mujer y los actos discriminatorios contra ella por razón de sexo. Su supuesto feminismo es un “arma” más en su lucha política que solo utilizan cuando conviene y contra quien quieren.

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