Tenía ganas de poder escribir este artículo, en el que llevo pensando bastante tiempo, porque eso significaría que habría desaparecido de nuestro cielo político el negro nubarrón tormentoso que amenazaba serias catástrofes. Me refiero, como seguramente habrán imaginado, al auto llamado gobierno del cambio: Pedro Sánchez, Podemos –infiltrado en organismos esenciales del Estado- y el apoyo implícito o explícito de los independentistas.
Pues bien, si esa intimidante ciclogénesis que se cernía sobre nosotros se la llevó por fin el viento fue –y admito que muchos de ustedes pueden no estar de acuerdo- por la decisiva intervención de Albert Rivera, que con su pacto con Pedro Sánchez, impidió que el PSOE se echara definitivamente en los brazos de Podemos y los secesionistas.
Ahora parece verse todo mejor. Lo que llaman algunos analistas políticos la inmovilidad de Rajoy, negándose a intentar la investidura, sirvió para que el ambicioso Pedro Sánchez no tuviera la más mínima excusa para pactar con Podemos y los inconstitucionalistas. Porque si Mariano Rajoy hubiera hecho con Albert Rivera un pacto similar al que hizo Ciudadanos con el PSOE este partido tendría servida en bandeja la excusa para inclinarse hacía a aquéllos.
Con la maniobra táctica de Ciudadanos de dar el “abrazo del oso” al PSOE, Sánchez quedó inmovilizado y no pudo caminar hacia su izquierda que era lo que le pedían el cuerpo y su alma ambiciosa.
Es verdad que Albert Rivera pudo haber cometido las ocho trampas sobre las que escribió Edurne Uriarte y alguna más. Es cierto asimismo que el líder de Ciudadanos criticó con dureza a Mariano Rajoy y al PP. Y por todo ello es muy probable que sean muchos los votantes de este partido que estén seriamente incomodados con Ciudadanos y Albert Rivera.
Pero pienso, tal vez ingenuamente, que ese fue el precio que tuvo que pagar públicamente el señor Rivera para que fuese creíble su abrazo del oso y que el ingenuo Pedro Sánchez acabara creyéndose, en una especie de nueva versión de la fábula de la Zorra y el Cuervo (¡que bien cantas Pedro!, para que soltara el queso), que podía llegar al gobierno por la vía de su pacto con Ciudadanos.
En cualquier caso, a todos los que como yo creían que un gobierno de Pedro Sánchez con Podemos y los independentistas podía ser gravemente peligroso para España les ruego que mediten sobre de qué otra manera podía evitarse dicho gobierno si Albert Rivera y Ciudadanos, en lugar de haber pactado con el PSOE, lo hubiera hecho con el PP. Mi opinión es que de haber sido ese el caso ahora el PP y Ciudadanos estarían en la oposición y Pedro Sánchez, sus “socios” de izquierdas y los secesionistas estarían gobernando (o por mejor decir desgobernando) España. Así que como yo soy agradecido le digo ¡Gracias Albert!
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