Quedan pocos días para que Pedro Sánchez desvele los apoyos con los que cuenta para intentar la investidura. Y menos aún si con quien ha pactado es con Podemos y las formaciones nacionalistas que propugnen un incumplimiento de la Constitución, toda vez que entonces debería someterlos a la aprobación de los militantes socialistas y después a la del Comité Federal.
Hago esta última afirmación teniendo en cuenta la promesa que hizo el señor Sánchez ante el Comité Federal del PSOE, aunque si he de ser sincero albergo alguna duda de que la cumpla, porque también se comprometió a negociar los pactos con luz y taquígrafos y hoy es el día en el que no se sabe nada.
Como desconocemos los pactos que tiene ya cerrados el señor Sánchez, cabe plantear la hipótesis de que intente la investidura con el apoyo de Ciudadanos, en cuyo caso para poder ser designado como Presidente del Gobierno necesitaría, como mínimo, la abstención del PP (descarto un tripartito del PSOE, Podemos y Ciudadanos, por lo que han venido afirmando hasta ahora).
Pues bien, si fuera este el caso, Mariano Rajoy ha manifestado rotundamente que el PP, lejos de abstenerse, votará negativamente a la investidura del señor Sánchez. ¿Es razonable la postura del PP? ¿Sería desconocer los intereses generales hacer que fracasara ese pacto?
En mi opinión, la respuesta a estas dos preguntas es negativa. Si nos atenemos a lo que dijeron los ciudadanos en las últimas elecciones generales, lo verdaderamente cierto es que, visto lo que propugnaba cada partido contendiente, hubo muchos más votos a favor de cumplir la constitución que de incumplirla dando cabida al inconstitucional derecho a decidir de las Comunidades Autónomas.
Cualquier otra interpretación de la voluntad de los ciudadanos, como lo del pacto del cambio y de progreso, son lecturas interesadas para justificar el asalto al poder.
Pues bien, por mucho que diga el señor Sánchez es muy difícil admitir racionalmente que los ciudadanos en las urnas le dieron el mandato de negarse tajantemente a algo tan democrático como es hablar con los demás partidos políticos incluido el PP. Negar la palabra a siete millones doscientos mil ciudadanos no puede ser deducido del voto de los restantes. Lo cual revela con absoluta nitidez que lo que perseguía el señor Sánchez era intentar una solución a la portuguesa y convertirse en presidente del gobierno.
Teniendo en cuenta, por tanto, el reprochable comportamiento de Pedro Sánchez con el PP y todos sus votantes, ¿puede alguien pedirle seriamente a este partido que facilite de algún modo la investidura de un candidato que los ha despreciado públicamente? No sé ustedes, pero yo veo muy razonable que el PP se niegue a prestar la más mínima colaboración a quien ha omitido el uso democrático de hablar con el partido más votado.
La respuesta sigue siendo negativa si nos situamos en la óptica de los intereses generales. Porque los intereses generales existen para todos, no solo surgen para el PP. Si, como su propio nombre indica se trata de los intereses de todos y, por tanto, de la generalidad de la ciudadanía, no pueden invocarse solo para obligar al PP a ceder ante la investidura de Sánchez. Más aún: si conectáramos los intereses generales con la voluntad de los votantes, la mayor agrupación de interesados en un mismo proyecto político es la que representa el PP.
Por eso, pienso que habría más porción de interés general –si se me permite la expresión- porque incluiría el voto de un millón y medio más de ciudadanos en la reclamación del apoyo de Sánchez al PP que en la que ahora podría plantearse de un hipotético auxilio del PP para la investidura del actual candidato del PSOE.
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