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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Los cencerros estresan a la vacas

José Manuel Otero Lastres el

El pasado martes se publicó en un periódico español el siguiente titular: “Ecologistas quieren que las vacas usen GPS y no cencerros”. Inmediatamente torcí el gesto y pensé ¡una chorrada más de nuestros verdes! Pero disipé de inmediato mis temores cuando leí el subtitulo: “un colectivo alemán considera que el sonio de la campana estresa a las reses”. Y es que los que proponían la retirada de los cencerros no eran los verdes españoles, sino una representante de la Sociedad Protectora de Animales de Alemania.

Nicole Brühl, que fue quien hizo la citada propuesta, indicó: “Estamos a favor de una prohibición de los cencerros si queda probado que los animales sufren…”, añadiendo que “estos cencerros ruidosos y pesados podrían llegar a sustituirse por una cinta elástica de GPS al cuello de las vacas para localizarlas a través de satélite”. Las reacciones no se hicieron esperar y el presidente de la Asociación de Empresarios de la región Franz Hage, indignado calificó esta iniciativa animalista de “chorrada total”.

No sé como estará el sector lácteo en Alemania y tampoco si allí se paga por la leche una cantidad que cubra suficientemente los gastos de producción y permita vivir dignamente a los ganaderos. Pero mientras en Galicia los granjeros están luchando a brazo partido por obtener un precio por litro que como mínimo cubra los costes de obtención de la leche, los ecologistas alemanes están preocupados por “si el peso y el tintineo de los cencerros pueden hacer sufrir a las vacas”.

Aunque somos muy dados a copiar todo lo que viene de fuera, espero que ningún ecologista español tome la iniciativa de trasladar a España la sorprendente propuesta de los verdes alemanes. Nuestro horno no está para bollos y fijarse en los hipotéticos inconvenientes de los cencerros, cuando la industria láctea tiene problemas mucho más importantes, revelaría, como poco, un cierto grado de inconsistencia mental que es indisculpable por muy animalista que se sea.

Estamos llegando a tal grado de sensiblería –tal vez más fingida que real- con los animales que el ser humano actual no tardará en empezar a revisar todo lo que hace con ellos, desde emplearlos para nuestra manutención hasta utilizarlos para otros fines. Y como últimamente estamos en una verdadera orgía de engrosar el catálogo de prohibiciones, no me extrañaría que llegase a España antes que a ningún otro país del mundo la prohibición de los cencerros.

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