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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La “True Story” de Moraña

José Manuel Otero Lastres el

Durante un largo viaje de regreso a España entre el jueves y el viernes de esta semana, vi en el avión la película “True Story”, basada en hechos reales, en la que un joven asesina a su esposa y a sus tres hijos y al ser detenido en Méjico se hace pasar por un periodista desacreditado del “New York Times”. Toda la trama de esta interesante película gira en torno a las conversaciones en la cárcel entre el asesino y el periodista con la averiguación de lo verdaderamente sucedido como tema de fondo.

Mi impresión personal al finalizar la película fue que Chistian Longo, que así se llamaba el asesino, mató por matar. No dio ninguna razón de por qué llevó a cabo tan reprochable acción y de su enigmática personalidad lo que más me impresionó fue su frialdad. Era como si estuviera viendo la peor de las caras del ser humano, esa que me llevó un día a transformar la frase de “el hombre es un lobo para el hombre” por la más exacta de “el hombre es un hombre (la maldad personificada) para el hombre”. Porque no tengo la menor duda de que el hombre puede ser mucho peor que el lobo.

Pues bien, cuál no ha sido mi sorpresa cuando ayer veo en la portada de La Voz de Galicia que un hombre degolló con una sierra radial a sus dos hijas de 4 y 9 años de edad en la parroquia morañesa de San Martiño de Laxe en la provincia de Pontevedra. El periódico gallego insinúa que el móvil del supuesto asesino fue la venganza ya que habría tratado de golpear a su mujer en lo que más quería: sus dos hijas.

Evidentemente desconozco por completo que pudo pasar por la mente de David Oubel (que así se llama el presunto parricida) para llevar a cabo tan desalmada conducta. Pero lo que verdaderamente me pregunto es si tiene algún interés conocer las razones que lo llevaron a actuar de ese modo.

Y digo esto porque hablar de “venganza” (satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos) presupone que el asesino recibió previamente un daño, siendo en tal caso el parricidio la “satisfacción” que él se habría tomado por el agravio sufrido. O dicho de otro modo: su criminal conducta sería la respuesta-reacción a una previa acción de agravio o daño. Con lo cual entraríamos en el peligroso camino de la justificación: se habría excedido indiscutiblemente en su respuesta pero habría un acto previo de alguien (se supone que sería su mujer) que motivó su desproporcionada reacción.

Yo prefiero pensar que el presunto asesino, al igual que en True Story, mató simplemente por matar, porque el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Y en el caso de Moraña nos encontraríamos con alguien con un intelecto tan sumamente cruel que habría sido capaz de degollar a dos indefensas niñas que además era sus hijas. Esta conducta no se puede entender por mucho que se intente, salvo que se parta de la idea de que el ser humano (y a pesar de ello hay que seguir llamándole así) es capaz de cometer las mayores atrocidades imaginables con sus congéneres, incluso aunque sean familiares tan directos como los hijos.

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