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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La “movilmanía”

José Manuel Otero Lastres el

La edición electrónica del Diccionario de la RAE ofrece, como avance de su vigésimo tercera edición, un artículo nuevo sobre el significado de manía en el que figuran las tres siguientes acepciones: “inclinación excesiva”, “impulso obsesivo” y “afición apasionada”. Creo que las tres significaciones sirven para describir las fases de la moderna “movilmanía”.

Dada su indiscutible utilidad por sus múltiples funciones, el teléfono móvil empieza por conseguir en el usuario una “inclinación excesiva” a usarlo. Hoy los usuarios, ya sea por necesidad, ya por pasar el tiempo, utilizan el teléfono móvil para comunicarse con los terceros. Desde la conversaciones telefónicas hasta los mensajes por SMS o, todavía con mayor frecuencia, por WhatsApp, pasando por el uso como cámara fotográfica, o simplemente para entrar en Internet en busca de información o para conectarse a las redes sociales, son todas ellas, junto con otras menos relevantes, acciones posibles a través del móvil. Es tanto lo que se puede conseguir solamente con un pequeño aparato que nos cabe perfectamente en la mano, que se veía venir que los usuarios de este prodigioso invento acabaran por tener una inclinación excesiva a usarlo.

De la fase de la inclinación excesiva a la de la “afición apasionada” hay un pequeño paso. Y es que al generalizarse el uso del teléfono móvil entre las distintas capas de la población, ha hecho posible una intercomunicación instantánea que nos ha situado en una especia de “aldea global” audiovisual: nos escribimos, nos hablamos, y nos vemos mientras conversamos. Y todo a través de un único y mismo aparato. Por esta razón, entre las nuevas preocupaciones de los individuos figura dejar a cargar el móvil y desbloquearlo todas las mañanas para consultar los e-mails, comprobar los WhatsApps y los SMS, y entrar en las redes sociales. Todo lo cual puede calificarse perfectamente como una nueva afición social apasionada.

Pero en los últimos tiempos comienza a detectarse la existencia de una especie de “impulso obsesivo” por engancharse al teléfono móvil. Estoy seguro de que muchos de ustedes habrán contemplado más de una vez la siguiente escena: un grupo de personas reunidas (y no solo jóvenes) que estando presencialmente juntas se abstraen por momentos para engancharse a su teléfono móvil.

No soy capaz de valorar si esta “movilmanía” que nos invade es buena o no. Desde luego, no me parece que sea negativa, ni siquiera en la fase impulsiva-obsesiva. En más de una ocasión, hemos asistido a la implantación y posterior retirada de modas, pero no creo exagerar si digo que la “movilmanía” ha llegado para quedarse. Y no me extrañaría que esta moderna manía siguiera agudizándose.

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