ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Políticos disfrazados

José Manuel Otero Lastres el

Se recurre al disfraz cuando uno necesita no ser reconocido como quien verdaderamente es. Pero el fingimiento que conlleva todo enmascaramiento puede tener lugar en un clima de confianza o ser peligrosamente alevoso.

Lo primero sucede, por ejemplo, en las fiestas anuales del carnaval, los tres días que preceden al comienzo de la Cuaresma en los cuales hay gente que, lejos de exhibirse a cara descubierta, disfruta enmascarándose para evitar ser reconocida. En este caso, la propia generalización del disfraz y la época concreta del año en que públicamente se recurre a él hacen que la ciudadanía reste casi toda importancia al hecho de no dar la cara. En el carnaval, el fingimiento del momento no se debe a la intención de engañar al desprevenido, sino a la idea de fiesta y sobre todo al desenfreno que permite la acción de ampararse en un rostro que vuelve a uno irreconocible.

Las cosas son muy distintas cuando alguien se disfraza de lo que no es con el fin de que ocultar su verdadera personalidad. En este caso, el disfraz es indiscutiblemente un acto de engaño y persigue una finalidad turbia y severamente reprochable.

Soy de los que pasé una parte de mi vida en una época en la que los comunistas eran poco menos que seres demoníacos. Entonces estaban perseguidos y era lógico que trataran de evitar ser reconocidos como militantes del partido sin duda más hostigado por el franquismo.

Pero, tras fracasar a lo largo de los años uno tras otro los “paraísos” sin clases sociales que prometían al trabajador, los partidos comunistas tuvieron que ir disfrazándose con otras caretas, aunque no por razones de persecución, sino para no ser reconocidos como autores del inevitable hundimiento de su modelo social.

Y fue a partir de entonces cuando iniciaron una especie de carnaval político permanente ocultándose bajo máscaras que impidieran a la ciudadanía reconocerlos. Sus máscaras políticas habituales eran denominaciones y siglas de la más variada composición (como por ejemplo IU) bajo las que fueron ocultando su ideología comunista, como si se avergonzaran de lo que fueron e intentaran engañar a los ciudadanos que se fían de la apariencia.

Hoy los comunistas siguen sin dar la cara y se ocultan bajo conjugaciones de verbos (Podemos) o eslóganes publicitarios (Ahora Madrid) con los que no solo enmascaran lo que son, sino que tienen una fuerza electoral engañosa. ¿Por qué no comparecen a cara descubierta diciendo que son comunistas? ¿Es que se avergüenzan de declararse lo que son? ¿Qué es lo que Podemos?, ¿Alcanzar el fracasado paraíso comunista?. Piénsenlo y desconfíen de quien no tiene ni siquiera el valor y la honestidad electoral de dar la cara.

Otros temas
José Manuel Otero Lastres el

Entradas más recientes