Mi experiencia después de estar bastante tiempo en Facebook es que se trata de un foro de intercomunicación ciertamente interesante. Hasta el punto de que entrar en Facebook se ha convertido en una de mis rutinas habituales que hago tanto para suministrar información como para recibirla.
Pues bien, viendo lo que los Facebook-nautas (permítaseme el término) subimos a la red –y me limito a esta sola perspectiva, prescindiendo, por tanto, de la que se tiene como lector- los tipos de Facebook-nautas que mejor distingo son los siguientes, aunque admito que puede haber muchos otros.
Hay personas –creo que es el grupo menos numeroso- que utilizan Facebook como una red de ampliación de la difusión de sus propios escritos. Hasta ahora, los que se dedicaban a escribir en la prensa con cierta periodicidad solo tenían como receptores de sus pensamientos a los que podían acceder a los ejemplares en los que figuraban sus colaboraciones. Pues bien, la entrada de estos comunicadores en esta red social les permite poner a disposición de la generalidad de los Facebook-nautas sus artículos, gozando con ello de una difusión indiscutiblemente mayor que la petrificada en los ejemplares de los periódicos. Estos Facebook-nautas, entre los que me incluyo, lo que hacen, en rigor, es ampliar, al menos teóricamente, el círculo de los destinatarios de sus opiniones. Lo cual no deja de ser una utilización egoísta de la red social.
Existen otros Facebook-nautas que seleccionan información ajena y la ponen a disposición de los demás. Son personas especialmente atentas a la comunicación que circula por los distintos medios (escritos o audiovisuales) y comparten con los demás usuarios de la red todo aquello que desde su perspectiva personal resulta interesante. Entre los de este tipo, los hay que se limitan a la pura tarea de selección e inserción en la red, y los que acompañan lo seleccionado con un comentario personal que sitúa al lector ante una comunicación valorada. La labor de todos estos internautas es de agradecer pues convierte Facebook en un verdadero foro de intercambio de comunicación. Y como los que hacen esta importante labor tienen creencias e ideologías diferentes, la pluralidad informativa de los mensajes está garantizada, dejando en manos de cada lector seleccionar lo que más le apetezca.
Dentro de la red hay también grupos que intercambian contenidos en torno a un eje informativo común. Y van subiendo instantáneas del pasado y del presente que al compartirlas con los del grupo enriquece innegablemente el grado de información de todos. Me atrevería a decir que entre los Facebook-nautas de este tipo reina una especie de atmósfera impregnada de nostalgia.
Por último, hay otros subidores de contenidos que comparten con los demás básicamente una parte de su actividad. Son personas que van dejando rastro de lo que hacen con el fin de mantener informados, sobre todo a sus amigos, de cómo va discurriendo su vida: es como si abrieran ocasionalmente ventanas virtuales para que la contemplemos.
Dejo para el final, porque creo que en este grupo estamos todos o casi todos, las valoraciones con un “me gusta” o con un comentario, a veces elogioso, a veces crítico, de lo que suben los demás Facebook-nautas. En esta labor de intercomunicación veo personalmente uno de los mayores atractivos de la red social, es una especie de hablar instantáneamente y muy escuetamente entre dos personas que pueden estar a mucha distancia.
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