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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La situación económica y los votantes del PP

José Manuel Otero Lastres el

Parece que el PP, para recuperar en todo o en parte el voto perdido tras las elecciones generales de 2011, va insistir, haciendo un importante esfuerzo de comunicación, en el indudable acierto que ha tenido para salvarnos de la crisis económica. La cuestión que suscitan los analistas políticos es si la baza de la recuperación económica será suficiente para reconquistar a los votantes decepcionados.

En mi humilde opinión, el análisis de los distintos tipos de votantes del PP induce a pensar que el argumento de la mejora de la situación económica no posibilitará la recuperación del electorado perdido. La razón de ello es que al PP lo suele votar una buena parte de la clase social con mejor situación económica; es decir, la que, en principio, menos sufrió –o, si se prefiere, mejor soportó- la crisis económica. Y a este tipo de votantes le importa que la economía vaya bien, pero no es lo único que le interesa.

Si se adopta, pues, como punto de partida que para una buena parte del electorado del PP la recuperación económica no es una baza determinante convendría que el PP tuviera en cuenta otras tres cuestiones que sí pueden influir en sus votantes. Estas tres cuestiones son el tema aborto, la política antiterrorista y la corrupción.

Las dos primeras preocupan fundamentalmente a una parte del electorado y la tercera a todo. En efecto, a un sector de los votantes más identificados con la ideología del PP parece que les ha decepcionado la retirada de la regulación del aborto preparada por el ex ministro Ruiz-Gallardón, así como el mantenimiento de la “blanda” política antiterrorista trazada en su día por el PSOE.

Pues bien, para recuperar este electorado “dolido”, el PP, más que hablarle de la recuperación económica, tiene que explicarle claramente las razones que aconsejaron la retirada del proyecto sobre la regulación del aborto, así como las actuales directrices de la política antiterrorista. Es obvio que no me corresponde a mí determinar lo que ha de decir el PP a sus votantes sobre ambos temas, pero no me resisto a poner de relieve que la futura estrategia del PP sería incompleta –y, por tanto, parcialmente ineficaz- si omitiera cualquier referencia a estos temas. Sin una explicación convincente sobre ambas cuestiones, me parece que va a ser muy difícil que el PP recupere a los “dolidos”.

La cuestión de la corrupción es diferente. Creo que interesa a todos sus votantes, pero no con el mismo alcance. Al votante habitual del PP, como a una buena parte de la ciudadanía, no le gusta la corrupción, le desagrada profundamente. Pero no creo equivocarme si digo que los “votantes habituales”, tanto los dolidos como los otros, no lo van a tomar como un error político que suponga un cambio de voto.

Por el contrario, para los votantes “ocasionales” del PP (los “fluctuantes” que prefirieron en 2011 al PP que al PSOE) la corrupción puede llegar a ser una decepción que les lleve a retirarles la confianza. Por eso, el de la corrupción es un extremo en el que el PP debe esforzarse al máximo transmitiendo un indiscutible propósito de la enmienda.

Lo que, a mi juicio, sería un error del PP es creer que va a recibir, sin más, el perdón del conjunto del electorado, como ha ocurrido recientemente con el PSOE en Andalucía. Habrá habido otras razones pero en el perdón electoral de esta Comunidad Autónoma jugó un papel importante el hecho de que hubo muchos votantes que se  beneficiaron de los fondos defraudados, mientras que en el caso del PP parece que se los quedaron unos pocos.

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