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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Las recientes vacaciones y la mejora de la economía

José Manuel Otero Lastres el

Tengo para mí que no son pocos los ciudadanos que contemplan desconcertados las valoraciones que hacen los políticos de los datos que van reflejando la mejora en la salud de nuestra economía. Entre los más recientes, cabe mencionar la bajada del paro, el crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social y el disfrute por una amplia capa de ciudadanos de las vacaciones de Semana Santa con una ocupación hotelera cercana al 85%.

A pesar de ello, los artífices de la mejoría innegable que viene experimentando nuestra situación económica actual se manifiestan con una timidez que es más propia del que tiene que pedir perdón que de quien debe sentirse satisfecho por el trabajo bien hecho. Es verdad que en los últimos tiempos coincidieron temporalmente una grave crisis económica que afectó a la gran mayoría de la ciudadanía y la salida a la luz de una corrupción galopante, cuyos actores principales eran políticos. Y en este estado de cosas apenas había algo por lo que sacar pecho.

Pero las cosas están mejorando, y mucho. Y conviene advertir que, si bien hay factores externos que nos están ayudando (precio del petróleo, bajada del euro frente al dólar, etc.), hay un responsable del indiscutible crecimiento de la economía. Dicho más llanamente: el coro (los españoles) vuelve a cantar bien, pero eso se debe en gran medida a que tenemos nuevamente un buen director (el Gobierno).

Están finalizando las vacaciones de Semana Santa y solo aquellos que desean que las cosas vayan mal pueden negar que una gran parte del pueblo español pudo disfrutarlas. Y eso se debió a la buena climatología, pero también –y de forma muy relevante- y a la indiscutible mejora en la situación de las economías familiares.

Por eso pienso que ha llegado el momento de que empecemos a hablar con franqueza, ya está bien de “ocultar” lo que va mejor y de “regodearnos” masoquistamente en una situación que, si bien todavía hay alguien que la padece, no es la que experimenta la mayoría de la ciudadanía. Y es que para un país es mejor un contagia masivo de euforia, aunque sea contenida, que una epidemia de falso pesimismo. Me parece que cada vez queda menos espacio para los agoreros que desean en el fondo de su alma que persista el sufrimiento de la ciudadanía para seguir conservando esclavizada a su clientela.         

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José Manuel Otero Lastres el

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