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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

¿Llega la sabiduría (o la experiencia) cuando ya no vale para nada?

José Manuel Otero Lastres el

En su magistral novela “El amor en los tiempos del cólera”, García Márquez escribe: “Pero si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada”. Parece una afirmación demasiado radical y hasta desalentadora, pero ¿es cierta?

Por su propia literalidad, la respuesta parece que solo podrían darla las personas con una extensa experiencia de la vida. Y ello porque la oración misma alude a un momento vital en el que los protagonistas de la novela, Florentino Ariza y Fermina Daza, ya han andado mucho camino. Es, por tanto, una máxima de experiencia.

Pues bien, como quiera que ya me encuentro en ese tramo de mi vida, me considero legitimado para opinar sobre la veracidad de ese aserto. Y adelanto que coincido con mi admirado García Márquez, pero considero que tal vez necesita cierta explicación.

Creo que tiene razón cuando sitúa la llegada de la sabiduría (que por el contexto en el que se dice la frase habría que identificar con la experiencia) cuando uno ya tiene cierta edad. Es la extensión del camino andado y lo vivido a lo largo de él los que habrán enriquecido sin duda el saber vital del caminante. En eso, no tengo duda y estoy completamente de acuerdo con tan genial novelista.

Pero lo que creo que hay que explicar es la afirmación de que la sabiduría o experiencia llega cuando ya no sirve para nada. Esto, en mi humilde opinión, debe ser entendido en el sentido de que lo que quiere decir el autor es que hay dos momentos: uno en el que se necesita el saber y otro cuando se adquiere. Y según su manera de ver las cosas no solemos tener el saber cuando era necesario, que era justamente en un momento anterior a aquel en que ya llegamos a poseerlo.

Permítanme que recurra a Antonio Machado para explicarme un poco mejor. Seguramente todos ustedes recordarán que Antonio Machado en su conocidísimo poema Caminante escribe “al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. O dicho de otro modo, el pasado no vuelve.

Por eso, cuando por fin adquirimos la sabiduría o experiencia ya no nos vale, porque cuando marcamos la huella en el camino no teníamos la sabiduría o experiencia que necesitábamos, y cuando ya la adquirimos tampoco nos vale porque no volveremos a pisar en aquel momento la senda por la que caminábamos.

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