Los recuerdos son un selfie. Las grandes ciudades turísticas (sobre todo, Roma) y las tiendas de internet (a 6 euros en Aliexpress) se han llenado de vendedores de palos extensibles para hacernos autorretratos con un ángulo más amplio, para que se vea algo más que nuestra cabeza. Es el regalo de moda. El objeto que más crece en la lista de ventas de Amazon. No está muy claro quién utilizó por primera vez un “palo selfie”. El primer autorretrato de estas características del que hay constancia es una fotografía tomada en 1925 por el matrimonio británico Arnold y Helen Hogg, y publicada recientemente por el periodista Alan Cleaver (ver la foto en este post, debajo de la de Wayne Fromm). Pero ese palo y esa imagen se perdieron en el tiempo, hasta que la fiebre selfie animó la búsqueda de Cleaver, nieto de los protagonistas de la imagen. Entonces, ¿quién patentó el actual trípode extensible preparado para hacer selfies? El hombre de moda es el canadiense Wayne Fromm, quien tuvo la idea en el año 2002, cuando estaba de vacaciones en Florencia con su hija. Entonces reflexionó sobre un dilema común: ¿cómo hacernos un autorretrato sin dejar la cámara a un desconocido, cómo manejar personalmente el encuadre? Cuando volvió a casa se puso manos a la obra, hasta que creó el Quik Pod (entonces no había cobrado fama el término selfie). No fue un éxito inmediato. Más bien al contrario: entró en la categoría de objetos inútiles. Pero hace un par de años todo cambió. De repente, selfie se convirtió en tendencia. Todos los hacemos. A todas horas. No todos los que se venden son los que distribuye Fromm (debajo, en el centro de la foto), que parece que no se ha molestado en perseguir las mil y una copias que circulan por el mundo, pero sí el original, la creación del hombre que pasará a la historia como el inventor del “palo selfie”. En cualquier caso, no parece que tenga problemas económicos. Vende muchos. Y su alianza con Disney, para quien ha creado otros gadgets, ha terminado de resolver su futuro.
Una página web (Attractiontix) ha escrutado las tripas de Instagram para contarnos cuáles son las atracciones del mundo en las que más nos gusta hacernos un selfie. Los datos corresponden al primer mes de 2015, y en el top ten hay un destino español: la Sagrada Familia, en Barcelona.
- Torre Eiffel, París (10.700)
- Disney World, Florida (9.870)
- Burj Khalifa, Dubai (8.860)
- Big Ben, Londres (8.780)
- Empire State Building, Nueva York (8.430)
- Sagrada Familia, Barcelona (4.970)
- Disneyland París (4.740)
- Coliseo, Roma (4.670)
- Observatorio Top of the Rock, en el Edificio GE. Nueva York (4.290)
- London Bridge, Londres (3.820)
