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Un spa se inspira en la historia del Génesis del Antiguo Testamento

J. F. Alonso el

Los spas son tan necesarios como el aire en la nueva oferta hotelera. Todos tienen uno, o lo quieren, o lo planean. Y más aún en las altas cumbres, donde el vapor se agradece tanto después de uno de esos días en los que corta el aire. Esta vez estamos en Zermatt (Suiza), donde ya empieza la temporada de nieve, y donde cualquier escapada ofrece la garantía de que no volveremos sin sacar los esquís del armario. Allí, en ese entorno alpino, se halla el Backstage Hotel, en el que nos proponen un plan de siete días inspirado en la creación del mundo.

El primer día entramos en una sala de vapor a oscuras, en la que la luz aparece como un suspiro. El segundo se separan el agua y el aire, y nos dejamos acariciar por un océano infrarrojo de perlas de agua, a 38 grados centígrados. El tercer día se crea la vegetación, lo que, entre otras cosas, incluye un baño tropical entre plantas. El cuarto se forman los planetas, con una sauna a 80 grados y las imágenes del telescopio Hubble para acompañar ese instante único. El quinto día es el turno de los animales, del ruido de las ballenas y los delfines bajo el agua. Al sexto día se crea al hombre, y se le llena de cremas. Y, al séptimo, descansamos, si se puede emplear esa palabra después del plan descrito en los seis días anteriores.

El viaje a Zermatt, desde luego, puede dar mucho más de sí que nuestro hotel-descubrimiento. Si pensamos en la nieve, esta temporada hay una pequeña-gran novedad: La nueva pista nº 59 (pista negra), con una una inclinación del 65 por ciento en los puntos más escarpados, en un descenso vertiginoso a los pies del Monte Cervino.

Y si lo tuyo es la buena mesa, otra propuesta para anotar en la agenda. Grupos de un máximo de cuatro personas pueden entrar en las cocinas de cuatro restaurantes gourmet de Zermatt, y disfrutar de unas exquisiteces culinarias presentadas en forma poco convencional y en una pequeña mesa improvisada en las cocinas restaurante.

Por último, una idea para toda la familia. El teleférico más alto de Europa nos conducirá hasta 3.883 m. Ahía abajo se disfruta del paisaje de 38 cumbres de más de 4.000 m y 14 glaciares. En esta pequeña aventura encontramos el restaurante más alto de Europa y el mirador panorámico más alto del continente. Un lugar para respirar a pleno pulmón y regresar con más energía a casa con más energía.

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