Tras la muerte del rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia, la regencia del país ha sido encomendada a su consejero más cercano, Prem Tinsulanonda, un general retirado de 96 años. Este ex primer ministro y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas es uno de los hombres más poderosos del país tailandés.
Mediante un golpe de Estado en 1980, Tinsulanonda consiguió fusionar las Fuerzas Armadas con la monarquía; fue él quien se convirtió en la sombra del fallecido monarca y militarizó toda la política local.
Al enterarse de la muerte de su padre, el díscolo príncipe heredero Maha Vajiralongkorn, que se encontraba en Alemania (con su última amante) pidió un ”plazo de tiempo” antes de asumir el trono. Gracias a la Constitución de Tailandia, la regencia recae así en el presidente del Consejo Privado del Rey.
Hasta el año que viene no está prevista la cremación del rey Bhumibol, dada la complejidad de los funerales reales en el país. El último entierro de un rey tailandés se celebró en 1950, cuatro años después de su muerte. Se trataba de Ananda Mahidol, hermano mayor del rey Bhumibol. Los restos del monarca fueron transportadas en un carruaje de 42 toneladas de peso y 195 años de antigüedad, tirado por marinos y soldados.
En 2008, cuando falleció Galyany Vatthana, hermana del rey, el gobierno decretó 100 días de luto oficial. El cortejo fúnebre de la princesa fue compuesto por más de 3000 funcionarios del Estado y miembros del ejército, además de una numerosa orquesta. El crematorio donde fue incinerada costó más de cuatro millones de euros.
El príncipe heredero, a sus 64 años, nunca ha demostrado un gran interés por las actividades oficiales de su país, y puede ahora alargar hasta doce meses su papel de “veraneante perpetuo”. El heredero es el primero que sabe que no es querido en su país. Ningún tailandés siente aprecio por un hombre que nombró mariscal de campo a su caniche Foo- Foo.
El protocolo de la corte real tailandesa indica que ningún funcionario puede estar situado por encima del rey, por lo que incluso los ministros caminan de rodillas cuando se acercan a la familia real. El príncipe Vajiralongkorn, conocido por su carácter violento, tampoco consiente que se le de la espalda, por lo que los sirvientes tienen que andar hacia atrás.
Y mientras tanto, el pueblo tailandés sigue en luto absoluto por la muerte del que ha sido su monarca los últimos setenta años. Hasta las luces de neón han sido apagadas por respeto a su rey. Las masajistas eróticas visten de duelo, los maniquíes de las tiendas están vestidos de blanco y negro y hasta las tiendas de vestidos de novia venden solo prendas de luto. Hay que recordar que el blanco es considerado en Tailandia como color de dolor y respeto.
El general Prayuth Chan-o-cha, responsable de la Junta militar, ha declarado un año de luto obligatorio para los funcionarios y un mes para el resto de la población. Todas las banderas ondean a media asta. Las televisiones y los periódicos han perdido sus colores y sus espacios de entretenimiento. En Youtube circulan vídeos que aconsejan a las clases menos pudientes cómo teñir de manera económica la ropa de color negro.
Si ustedes tienen previsto viajar al país en los próximos días, se encontrarán con numerosos folletos que les dirán que tienen que respetar el duelo de la población, vestir ropa neutra y “decorosa” y mantener una conducta sobria. Muchos de los espectáculos, estrenos de cine y teatros han sido cancelados en respeto al considerado padre Rama IX. Además, se prohibirá la venta de alcohol durante algunas horas del día. Este es uno de los carteles difundidos a la población vía Facebook.
En esta guía se ven colores correctos, colores adecuados y colores prohibidos. De la misma manera, no se puede vestir tejanos rotos, ni faldas cortas. Los tailandeses tienen que llevar, si no van vestidos de luto, un lazo o brazalete negro visible.
