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Cómo comportarse en un funeral

Maira Álvarez el

 

 

 

Realmente nadie está preparado para enfrentarse al tema de la muerte, pero la vida inexorablemente nos hace enfrentarnos a esta realidad. Sin embargo, un funeral puede proporcionar a la familia y allegados de la persona fallecida la oportunidad de expresar su amor, dolor y aprecio, y afrontar de una manera digna la crisis que se produce con esa pérdida .Puede ser un momento incómodo el tener que acudir a un funeral, o dar un pésame, pero debemos saber qué  decir y  hacer. Saber comportarse en esta situación es una señal de respeto hacia las personas que están pasando por un momento difícil, al igual que una señal de afecto hacia el fallecido.

Al velatorio, lo más correcto sería que acudiesen sólo las personas allegadas a la persona y sus familiares, pues es un momento muy íntimo. No es lo idóneo acudir para “dejarse ver”. Sin embargo, al funeral ya pueden acudir todos aquellos que lo sientan de corazón, o deseen apoyar a la familia, aunque el finado no haya sido muy cercano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En mi opinión (ojo, no pretendo ofender a nadie, ni crear polémica), cuando te enteras de que alguien acaba de morir, es más delicado mandar un mensaje de texto que llamar al móvil a la persona que ha perdido al ser querido, y me explico. Cuando telefoneas a alguien, no sabes en qué momento está, si es justo cuando se ha roto de dolor o si quiere estar solo. Un mensaje de texto puede ser más impersonal, pero se puede leer en el momento que la persona lo estime oportuno. Enviar un correo electrónico expresando nuestros pensamientos también puede ser apropiado.

Si no se puede ir al funeral,  mandar una corona o ramo de flores es la mejor opción.  El envío de una ofrenda floral es una manera muy apropiada de expresar condolencia, ya que las flores expresan belleza y sensación de vida. Lo más personal es acompañar las flores con una nota escrita a mano. Si el fallecido o su familia es judía ortodoxa, las flores no son nada oportunas.

 

Como dar el pésame

Particularmente, este puede ser uno de los momentos más difíciles a  la hora de acudir a un velorio o entierro. En algunos momentos es complicado verbalizar ese sentimiento de tristeza, dolor, compasión, y apoyo al deudo.

El pésame se puede dar de manera física, por llamada o nota. Lo mejor es ser breve y sencillo. Si hay suficiente cercanía, no hay nada que transmita más que un abrazo sincero y sentido. Las frases pueden cambiar, pero siempre hay que mostrar nuestra cercanía a los allegados por el dolor que están sintiendo. Es más fácil de decir que de hacer, pero lo mejor es expresar lo que nos salga del corazón, sobre todo si la persona fallecida era allegada. Más que una manida frase tipo “Lo siento mucho”, da más consuelo que se recuerde algo de la persona que acaba de morir, como aspectos positivos de su carácter, algo que haya hecho por nosotros….  Seguramente sean esos detalles ínfimos los que consiguen reconfortar un poco a las personas que están pasando por ese difícil trance.

También hay veces que somos cercanos a la persona que ha perdido a un ser querido, no del fallecido en sí. En ese caso, hay que hacerle sentir nuestra empatía y ofrecernos a ayudarle en lo que pueda necesitar. Elogiar a quien no conocemos es falso e innecesario.

 

Comportamiento

Un funeral requiere de un absoluto respeto, pues nunca sabes cuándo te pueden estar mirando, o si puedes ofender a alguien con alguna actitud perdonable en cualquier otra ocasión.

  • Hay que llegar puntual al entierro. Es nuestra mejor manera de mostrar respeto al fallecido y a sus seres cercanos.
  • Es mejor no reírse de manera estridente. De hecho no es momento para reír, sino de mantener la seriedad.
  •  Si los familiares de la persona finada pidieron expresamente nuestra asistencia al entierro, se debe hacer lo posible por no fallarles y acudir.
  •  Si se acude a un funeral y la familia no nos conoce, hay que presentarse con nombre y apellidos, y dejar clara cuál era nuestra relación con el fallecido.
  • Poner el móvil en silencio. Si hubiese que hacer o recibir una llamada, es mejor salir fuera para poder hablar.
  • Un velatorio no es un sitio para ir con niños. Los pequeños pueden sentirse abrumados por este ambiente de palpable tristeza, y ser capaces de volverse aún más revoltosos para contrastar esa situación que no controlan. Si no quedase más remedio que acudir con ellos, es mejor llevarles un juego o algo para que estén entretenidos y en silencio, como un libro o unas pinturas para colorear. No es el momento de que estén jugando con el móvil o la consola portátil con la música de fondo, haciendo carreras con coches o jugando a la pelota.
  •  Lo mejor si se acude a un velatorio, es estar un tiempo prudente, al menos que se sea realmente íntimo del fallecido. Estar horas y horas no va a hacer que la gente piense que sientes más o menos la ausencia.
  • Si se va a un velatorio, hay que estar en la sala con la familia, no fuera fumando y charlando con el resto de la gente que acude. No es el momento de hacer una reunión social.

 

  •  En España era muy común que a los entierros acudiesen las plañideras, esas mujeres a las que pagaban para llorar. De hecho, en Sudamérica y parte del Caribe sigue siendo normal alquilar a esas mujeres histriónicas que lloran, gimen en voz alta y muestran de una manera “enérgica” la desolación que se siente ante la muerte. Bueno, ya no se estila. Es mucho mejor como siempre en esta vida, ser comedido, aún cuando nos estemos desgarrando por dentro. Exhibiciones de este tipo pueden hacer sentir peor a los que nos rodean en ese momento. Puedes hacer que la gente se ponga triste o nerviosa.
  • Evitemos los clichés a la hora de dar el pésame. Frases manidas tipo “siempre se van los mejores” pueden hacer que se irriten los seres queridos del fallecido, aunque no haya sido nuestra intención.
  • Es de gran cortesía llamar a la familia pasado un tiempo prudencial para preguntar si necesitan algo o cómo se sienten.

 

En resumen, seamos cuidadosos, amables y respetuosos.

Hoy esta entrada va por ti, Ana Diosdado.

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