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La bandera de Felipe. Protocolo de premiación de la Euroliga de baloncesto

Maira Álvarez el

 

Poco se puede decir ya de la Euroliga de baloncesto, cuyo director es el catalán Jordi Bertomeu. Poco, pero se puede añadir un “detalle”: son un desastre organizando entrega de trofeos.

Como en ediciones anteriores, ayer se pudo ver en el Palacio de los Deportes de Madrid un espectáculo caótico y falto de organización. Decidme que no: deportistas rodeando la mesa de los trofeos, algunos con gorra, uniformados de manera distinta, con bebés, con banderas…

Dio la sensación de celebración familiar, de jolgorio y fiesta más que de la entrega de premios de la  máxima competición de clubes de baloncesto de Europa.

Pero bueno, todo se perdona por ver la alegría del Real Madrid al conseguir su noveno trofeo tras veinte años de sequía.

Más de doscientos canales de televisión vieron el momento en el que el capitán, Felipe Reyes, alzó al cielo del Palacio la Copa ante el jolgorio del Rey don Felipe y todos los presentes.

 

 

Hablando un poquito de protocolo, que es lo que toca en este blog, el monarca español fue recibido nada más bajar del coche por las máximas autoridades del encuentro, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González (anfitrión, ya que el Palacio de los Deportes pertenece a la Comunidad) y la alcaldesa de la ciudad, Ana Botella.

También le saludaron el citado Jordi Bertomeu, como director ejecutivo de la Euroliga de Baloncesto, Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes y Lucía Figar, la consejera de Educación, Juventud y Deportes.

 

 

El rey don Felipe tuvo la deferencia de saludar a los voluntarios nacionales e internacionales de esta final, alabando su esfuerzo.

 

 

 

 

 

 

 

Palco

El Rey Felipe VI estuvo sentado en segunda fila, al lado de Ignacio González y justo detrás del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quien estuvo acompañado por su hija. Detrás del monarca se situaron, como es habitual, tres personas del cuerpo de seguridad de Casa Real, uno de ellos perteneciente al Ejército de Tierra.

El rey charlando con el Presidente de la Comunidad de Madrid

 

 

 

 

 

 

 

 

El resto del palco fue una mezcla homogénea entre patrocinadores, compromisos del club blanco, el seleccionador nacional Sergio Scariolo y su mujer y hasta periodistas como Inés Ballester.  En la misma fila del Monarca, a su derecha, estaba sentada la alcaldesa de la capital. Es curioso comprobar, como, una vez más, va vestida de blanco a ver al Real Madrid (¿casualidad? ¿fetichismo?)

Figar y Botella, antes del encuentro

 

 

 

 

 

 

 

 

El partido

Como podéis ver en las fotos, no hay ninguna bandera de ninguno de los países participantes, sino simplemente publicidad de los patrocinadores y de la propia Euroliga.

 

Antes de comenzar el partido, sonó el himno de esta competición, con los jugadores dispuestos en paralelo, con los árbitros en medio y detrás de unos niños que portaban balones de baloncesto.

 

 

Premiación

Al terminar el encuentro, el Rey, su seguridad y el presidente de la Euroliga bajaron por un ascensor privado que hay al lado del palco hasta la pista. (ampliad las imágenes para ver detalles)

Imagen exclusiva del momento exacto que termina el encuentro

 

 

 

 

 

 

 

En la cancha, se montaron dos podios: uno pequeño, para los medios gráficos, y otro a una altura, más largo y enmoquetado de gris para el equipo vencedor. También se colocaron los cañones para tirar confeti.

 

 

 

 

 

 

 

Mientras tanto, responsables del club blanco repartían a unos exultantes jugadores gorras de beisbol y camisetas conmemorativas.

 

A un lado de la pista, se colocó una mesa donde reposaban los trofeos, custodiados por unas azafatas uniformadas de azul.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras la entrega del trofeo de consolación al Olympiacos, el Rey entregó el trofeo del jugador Más Valioso (MVP) a Nocioni.

Felipe VI y Nocioni

 

 

 

 

 

 

 

 

Y entonces llegó el momento del desbarajuste con el que abría esta entrada: los jugadores fueron a recoger su réplica del trofeo de las manos de Don Felipe y el presidente de la Euroliga, sin guardar ningún órden y con sus niños en brazos.

Real Madrid en el podio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde luego, el momento fue de todo, menos protocolario. Alguien le tenía que haber dicho a Bourousis que no subiera al podio con la bandera griega (representaba al Real Madrid, fue más griego que los griegos que perdieron). Y el que se llevó la palma fue Sergio Rodriguez, estrechando la mano al rey con el balón metido debajo de la camiseta a modo de embarazo.

(viva la fiesta)

La ceremonia terminó cuando Su Majestad don Felipe recibe de manos del presidente de la Euroliga el trofeo y éste se lo entrega al capitán madridista, Felipe Reyes. Sonó el “We are the Champions” de Queen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si veis el siguiente vídeo, Reyes y el monarca se abrazan y se chocan las manos, gesto que tiene su explicación, además de la efusividad propia del momento.

https://www.youtube.com/watch?v=PfJJvEnici8#t=45

Como comenta el exjugador y hermano del capitán, Alfonso Reyes “los dos “Felipes” son ya íntimos. Mi hermano le pidió permiso al monarca para poder romper el protocolo y abrazarle tras la Copa del Rey, y eso queda”.

 

 

 

 

 

 

La bandera que lleva a la cintura Reyes también tiene su porqué: “esa bandera se la regalaron a nuestro padre – explica el mayor de los Reyes- un agregado de la embajada de Japón durante el Mundial del 2006, el que ganamos. Desde entonces, mi hermano se la pone siempre, en homenaje a mi padre, y porque se siente español”.”¿Recibir un trofeo con la bandera anudada? En esos momentos, nadie piensa en el protocolo, es que no se puede contener la alegría!”

 

 

 

 

 

Más comedidos y elegantes han estado los jugadores esta mañana en la presentación del trofeo de Campeones en el Bernabéu y en la sede regional de la Comunidad de Madrid.

La plantilla en el césped del Bernabéu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde luego, la ocasión la merecía, y ojalá no se repita otra vez lo que reza ese tango de “veinte años no es nada…

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