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Winamax: cómo se construye un equipo de póker

Winamax: cómo se construye un equipo de póker
Federico Marín Bellón el

Winamax es un recién llegado al mercado español de póker. De lejos, parece una versión reducida del Paris Saint-Germain, por su colección creciente de estrellas, incluidos los españoles Leo Margets y Adrián Mateos, un fenómeno de los que hay pocos en el mundo. Por dentro, su aspecto es muy diferente, no tanto porque su capital no provenga de Qatar como por su filosofía de equipo. Su fundador y máximo responsable, Alexander Roos, parece un personaje de la serie «Silicon Valley» más que el presidente de una gran empresa. Ademas, cuentan con una figura esencial para mantener la cohesión entre sus astros: Stephane Matheu. En Francia, la compañía ha logrado una cuota del 55%, algo inédito en otros mercados, donde PokerStars es el amo. Ahora quieren repetir la operación en nuestro país, pero más interesante aún que la batalla empresarial es observar de cerca cómo se construyó el equipo.

En la imagen arriba, de Caroline Darcourt, aparece parte del equipo profesional de Winamax, con Davidi Kitai, Sylvain Loosli, Pierre Calamusa, Gaëlle Baumann, Leo Margets y Joao Vieira

 

Stephane Matheu, director del equipo de profesionales de Winamax

Stephane Matheu fue profesional del tenis durante casi diez años, pero decidió abandonar este deporte, donde sus aspiraciones no iban mucho más allá de mantenerse entre los 200 mejores del mundo. Entonces se fue a California primero y a Las Vegas después para retomar los estudios, y en la ciudad del pecado entabló amistad con Gus Hansen (hace tiempo comenté aquí su libro). Tiempo después, otro monstruo de los tapetes, Elky (Bertrand Grospellier), le pidió ayuda y se convirtió en preparador de póker, un oficio por descubrir, sin ser él mismo un profesional del naipe. En 2010, Winamax lo fichó como director de su equipo de profesionales, que ha ido creciendo hasta llegar a sus 15 componentes actuales. 

«Hay muchas cosas similares al tenis y otros deportes», cuenta Stephen Matheu. «Es un juego individual, con muchos viajes, en el que hay que superar la tensión…». «Mi apoyo es sobre todo psicológico. Les ayudo a lidiar con la presión y las emociones, hablamos mucho, me dedico al cien por cien al lado mental del póker. Nunca les digo cómo jugar una mano. No es mi trabajo ni pretendo ser un jugador profesional, pero sí un entrenador psicológico».

La española Leo Margets, una de sus jugadoras (y vieja conocida de los lectores de este blog), da fe de lo útil que resulta el trabajo del entrenador (o coach, si nos dejamos llevar por la corriente). «No sabe más que nosotros de póker, pero entiende completamente el juego. Es increíble, da cohesión. Sin él el equipo sería distinto. Aparte de que es una persona interesante con quien hablar, es perfecto porque se adapta a cada uno de nosotros para sacar lo mejor de cada uno. No impone un estilo de liderazgo. Ves el respeto que todos le tenemos y es increíble».

Fraternidad

Como es natural, su figura no siempre fue bien comprendida. «Los dos primeros años fue muy difícil», confiesa Matheu, «porque yo era nuevo, era la primera persona que hacía esto en póker. Algunos sospechaban de mí. Obviamente, logré más crédito cuando Elky trabajó conmigo. Con el tiempo, fueron ganando confianza y empezamos a trabajar cada vez mejor, más como un equipo y menos como individuos». «Yo pensé que había que darle una oportunidad y lo aprovecho al máximo. He tenido numerosas sesiones con él y no sienta cátedra, sino que te hace que te des cuenta tú de lo que está pasando. Es un pilar fundamental para el equipo», añade Leo Margets.

«Son 15 y es muy importante que se sientan parte de un equipo, es muy complejo. No todo el mismo tiene la misma visión, hay que lograr que se involucren. Mi trabajo es que trabajen juntos y se sientan a gusto así», remata Stephane, quien también es el encargado de seleccionar y fichar a los nuevos profesionales. «Siempre me fijo en los buenos jugadores, pero no me gusta pensar que tengo poder. Sí tengo la llave para elegir a las personas que formarán parte del equipo».

Adrián Mateos, «el Neymar» del equipo, en el buen sentido. Foto: Caroline Darcourt

Leo cuenta detalles sobre el trabajo de Matheu en los que no es fácil reparar, pero que también contribuyen a la unidad: «En los descansos de los torneos es un lujazo. Él organiza una votación, elegimos restaurante y pide por nosotros veinte minutos antes, luego viene a recogernos y cuando llegamos ya está la comida. Para ir al Río (hotel de Las Vegas donde se juegan las WSOP), nos recoge en una furgoneta en el hotel en el que estemos. Este concepto no existe en ninguna otra sala», remarca la jugadora española.

Igualdad

¿Con el ejemplo del PSG en fútbol, cómo logra mantener la paz en el «vestuario»? «Fichamos a Adrián Mateos, número uno, Joao Vieira, Mustapha Kanit, los mejores del mundo, pero creo que una de las razones de nuestro éxito es que es un equipo de verdad. Ellos trabajan y hacen muchas cosas juntos, están conectados todo el tiempo. Tenemos un chat dedicado a la estrategia, otro al funcionamiento del equipo, tenemos seminarios, hablamos, hacemos deporte… La labor de equipo es muy muy importante, no es algo que se quede solo sobre el papel», insiste.

En el sentido positivo, admite que su Neymar Jr. «deninitivamente es Adrián Mateos». «Es una máquina, el más completo jugador y con más talento, que trabaja muy duro. Ya teníamos un gran equipo, pero Adrián y Mustapha Kanit lo convirtieron en uno muy grande. Fue también una motivación para los demás».

Leo, en el Open de Dublín. Foto: Caroline Darcourt

Leo Margets cree que su compatriota es tan bueno «porque tiene muchas ganas de aprender». «Eso no quita que escuche a todos, tiene presente que no domina el juego y por mucho que lo esté reventando tiene muchas ganas de aprender. Se está dando de leches con los mejores cada día, es una experiencia y un bagaje que a todos nos aporta, pero cuando debatimos, ninguna opinión está por encima de otra. Partimos de la base de un equipo de profesionales y cualquier punto de vista suma. Yo noto que aprendo infinito. Lo más interesante es cuando comentamos una mano y hay puntos de vista muy dispares. Es un poco la magia del póker. Siempre puede haber una línea con más EV (valor esperado), pero no hay una única. Y si todos aportamos nuestras experiencias, es muy enriquecedor».

Libertad

Margets añade otro factor a la ecuación: «Te dejan ser tú mucho más. En otras salas, y me han tratado fenomenal en las anteriores, a veces te pedían que borraras tuits políticamente incorrectos. O controlaban las preguntas y respuestas de las entrevistas. ¡Por favor, que no soy Rafa Nadal! Soy suficientemente lista para responder lo que me dé la gana y saber lidiar con los periodistas. Si vas a hacer eso, ficha a un pibón de 1,80, que dará mejor en la cámara. En Winamax te dejan ser tú». «Siento que soy profesional y que quieren que desarrolle mi trabajo lo mejor posible y me centre en lo importante. Nosotros te intentamos hacer la vida más fácil, aunque tú tienes que dar cosas a cambio, obviamente».

Más de mil personas participaron en el abierto de Dublín, récord de Europa para un torneo de mesa corta. Foto: Caroline Darcourt

Winamax Poker Open 2018

Las entrevistas con Leo y Stephane (que darán para alguna pieza más en el blog) se celebraron el pasado mes de septiembre, en Dublín, en el marco del Abierto de Póker que organiza en la capital irlandesa Winamax, que logró superar su récord de participantes, con 1.191 jugadores inscritos. Fue el torneo en mesa corta más multitudinario celebrado en Europa, solo por detrás de los que se celebran en las Series Mundiales de Las Vegas. La plusmarca contrasta, a simple vista, con el premio que se llevó el ganador, el irlandés Karol Wojciechowski (que nos perdone si faltan consonantes en su apellido). Fue de casi 90.000 euros, una cifra «modesta» para lo que se suele ver en competiciones tan concurridas.

Alexander Roos, presidente de Winamax. Foto: Youtube

Como es lógico, la recompensa iba en consonancia con el precio de la inscripción, también más bajo de lo habitual. La idea de Alexander Roos y sus socios es proporcionar a los aficionados la oportunidad de divertirse, en un ambiente relajado, que contrasta con la seriedad de los grandes torneos cuajados de tiburones. Pretenden que el jugador que solo quiere divertirse –y si puede ganar algún premio, por supuesto– no sienta miedo al meter el pie en el agua. El mero hecho de que se juegue en mesa «corta», de solo seis jugadores, propicia un mayor acercamiento y garantiza más acción.

Por supuesto, luego las jornadas son largas y complicadas, y no faltan profesionales en busca de los premios, pero la solemnidad es menor, a lo que también contribuyen las actividades paralelas, cuyo colofón es un campeonato de «beer-pong» en el que las autoridades sanitarias recomiendan no llegar demasiado lejos.

Gaëlle Baumann ganó el torneo de «beer-pong» junto con su pareja, el presentador de Winamax TV Kevin Noblat «Harper»

Así, en unos días en los que en la capital irlandesa se habló más francés que inglés, pude chapurrear con algunos de sus protagonistas. Con el citado Roos, la conversación fue larga pero informal, sin grabadora y con una cerveza de por medio, por lo que no aparecen entrecomillados.

No quiero terminar sin agradecer la hospitalidad al equipo de relaciones públicas de la sala, encabezado por Mathieu PorriLaurence Duplessis, con la ayuda esencial de Andrés y Jachara.

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