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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Un programa para detectar tramposos

Federico Marín Bellón el

Kenneth W. Regan, maestro internacional de ajedrez e investigador, asegura haber creado un programa para desenmascarar a los tramposos, después de analizar cientos de miles de partidas de los últimos dos siglos. Muchos recordarán el presunto escándalo del «vátergate» en el Mundial entre Kramnik y Topalov, inspirador del trabajo de Regan, y las artimañas del SMS que llevaron a la Federación Francesa a suspender a tres de sus jugadores en la última Olimpiada. Incluso algún ordenador ha sido acusado en los últimos tiempos de tramposo. Lo cierto es que el mayor problema del ajedrez actual es hallar un modo definitivo de impedir que los jugadores reciban ayuda externa durante las partidas.

Dibujo de Javier Muñoz para ABC, publicado para ilustrar el caso de los tramposos del SMS

De hecho, uno de los últimos cambios en el reglamento ha consistido en dar por perdida la partida al jugador que olvide desconectar el móvil, incluso en competiciones menores. Por si acaso. En la Liga de Madrid, un compañero de equipo sufrió el desgraciado despiste (y la inoportunidad de una llamada delatora) en el último y decisivo encuentro de la temporada. El contrario reclamó el punto «por el equipo», pero como decía Kipling, esa es otra historia.

En la prueba de 100 metros lisos de atletismo, no basta con salir después del disparo de salida para que esta sea válida. Un corredor cuyo tiempo de reacción sea extremadamente pequeño (creo que menor a una décima, pero algún experto en la materia podría confirmar el dato) se considera que también ha salido antes de tiempo, por lo que se le adjudica un nulo. La regla fue creada para combatir a muchos corredores que arrancaban justo cuando calculaban que el juez iba a realizar el disparo, pero antes de escucharlo. (Otra fue eliminar a un atleta sin esperar a que hiciera tres nulos). Tras algunos estudios, se estableció que una décima es el tiempo mínimo en que el sonido del disparo tarda en llegar al oído del corredor, sumado a la reacción más veloz posible por su parte.

Regan, profesor adjunto de ciencias informáticas en la Universidad de Buffalo, en Nueva York, se basa en un principio parecido. Después de estudiar cientos de miles de partidas durante varios años, comparó las jugadas de los maestros con las que realizarían los mejores programas de ajedrez, que en la actualidad son casi imbatibles.

Al igual que un corredor no puede ser tan rápido como para haber arrancado en dos milésimas de segundo, Kenneth Regan considera que demasiadas coincidencias con un ordenador son por lo menos causa de sospecha. El método puede ser más o menos discutible, pero tiene cierto sentido, aunque él mismo considera que, de momento, solo es una ayuda en caso de investigación sobre un jugador, no una base sobre la que abrir expediente. Otra posible objeción es que un tramposo inteligente no hará la primera jugada que recomiende el ordenador, sino que en muchas posiciones tranquilas se conformará con la segunda o la tercera, por lo general casi igual de buenas.

Sébastien Feller, uno de los casos más sonados de un jugador sancionado por hacer trampas

En cualquier caso, el jugador francés Sébastien Feller, principal acusado en el escándalo de la Olimpiada, ofrece el índice más alto de coincidencia con un juego «inhumano», del 71,6 por ciento. Entre los casos más recientes, el chino Le Quang Liem alcanzó el 69% de coincidencias en pasado Open Aeroflot, en Moscú, lo que de ningún modo quiere decir que sea un tramposo. Quizá «solo» sea un portento.

En todos los campeonatos del mundo, la más precisa fue la china Yifan Hou, con el 63,4%, seguida de otra mujer, Susan Polgar (62,5%), y de Vladimir Kramnik (62,3%), justo en su célebre duelo contra Topalov, pero curiosamente en los desempates en partidas rápidas, en las que el ruso apenas se pudo levantar del tablero. El duelo del siglo entre Fischer y Spassky se encuentra en la undécima posición, lejos de la cabeza.

Otra de las conclusiones más curiosas de su estudio es que el nivel de fuerza de Anatoly Karpov, campeón mundial durante una década (1975-1985) es similar al de un jugador actual situado en el puesto número 40 de la clasificación de la FIDE (ahora mismo el checo Viktor Laznicka; parece que el nombre persigue a Karpov).

Quien quiera profundizar en los estudios del profesor Regan puede consultar su página de ajedrez en este enlace.

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