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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Un niño se salva de ser deportado gracias al ajedrez

Federico Marín Bellón el

El pequeño Fahim Mohammad Alam tenía todas las papeletas (y ningún papel) para ser deportado de Francia, país donde malvivía desde octubre de 2008. Hace dos años, su padre recibió la orden de abandonar el país, con lo que empezaba la cuenta atrás. Pero Fahim tenía una última carta escondida en la manga o, mejor aún, un peón. El chaval ganó el campeonato sub-12 de ajedrez del país vecino y con ello puso en jaque a la Administración gala, que acabó por inclinar su inexistente rey. Quizá la salida de Sarkozy sea la mejor metáfora de lo ocurrido. 

La mirada de Fahim Mohammad Alam dice mucho de su carácter. Foto: Afp

La victoria de Fahim sobre los tableros se tradujo en una creciente presión mediática y en la subsiguiente ola de protestas, que obraron el milagro: el Gobierno anuló la orden de expulsión. De momento, Nura Alam, el progenitor del pequeño genio y héroe en la sombra de esta historia, tiene un permiso de trabajo de tres meses de duración. Fahim Alam, por su parte, disputará con el equipo francés de ajedrez los campeonatos juveniles de Europa, en Praga, y del Mundo, en Maribor (Eslovenia). Si sigue ganando ya no habrá quien lo vuelva a echar del país.

Según cuenta la agencia Afp, Fahim y su padre llegaron de Bangladesh con un pasaporte falso. El caso era uno de tantos, sin la menor esperanza, pero los éxitos ajedrecísticos del chaval fueron aprovechados en plena campaña presidencial y obligaron al primer ministro, François Fillon, a anunciar que estudiaría el caso con más detenimiento.

Fahim, junto a su padre, Nura Alam, héroe en la sombra de esta historia. Afp

El padre de Fahim, bombero de profesión, nunca consiguió un pasaporte de verdad, pero conocía bien el talento de su hijo y le ayudó a prepararse. Fahim participó en su primer torneo a los siete años, en Bangladesh (o Bangladés, que es más moderno) y luego partició en distintas competiciones en la India, donde como saben los admiradores de Anand y otros prodigios se juega el mejor ajedrez del mundo.

Los problemas empezaron cuando Nura Alam empezó a recibir amenazas, lo que lo llevó a viajar hasta Hungría con el citado pasaporte falso, dejando atrás a su mujer y a dos hermanos de Fahim. En su nuevo país, el chaval sorprendió al vencer al ganador del prestigioso torneo First Saturday. Luego se fueron a Creteil, cerca de París. «Un amigo de mi padre nos dijo que Francia era mejor para entrenarse», explica Fahim. Hasta que las autoridades detectaron a los «intrusos», que con un poco de suerte y trabajo, sumado al talento, se convertirán en héroes de la France.

Alexander Alekhine, retratado por Man Ray

En su día, Alexander Alekhine también huyó de Rusia y se convirtió en ciudadano francés. Claro que eran otros tiempos (los locos y peligrosos años veinte) y el único campeón mundial que ha muerto en posesión del título cruzaba fronteras sin tantos titubeos: «Me llamo Alexander Alekhine y soy campeón del Mundo. No necesito pasaporte», llegó a decir en una ocasión, palabra arriba… a un asombrado funcionario de aduanas. Las cárceles soviéticas le dieron una tablas innegables. Cuenta la leyenda (y con esto termino la digresión) que fue liberado gracias a que un día se presentó en su celda el mismísimo León Trotsky para jugar al ajedrez. Tuvo que ser una partida de fábula.  

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