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Tromso: un ajedrez de muerte

Tromso: un ajedrez de muerte
Federico Marín Bellón el

La Olimpiada de Ajedrez de Tromso (Noruega) ha generado tantas noticias que me veo obligado a hacer un breve paréntesis en mis vacaciones para que al menos consten en acta los principales acontecimientos, observados desde la distancia. Empezaré por lo más triste, la muerte de un ajedrecista en la última ronda de la competición. (Actualizo: horas después se ha conocido el fallecimiento de un segundo ajedrecista, como informa la sección de Deportes de ABC). Otra mala noticia, aunque no se pueda comparar, es la retirada de Judit Polgar. Prometo una entrada en el blog dedicada en exclusiva a la legendaria ajedrecista húngara, quien se colgó su enésima medalla (plata, esta vez) como miembro del equipo absoluto de su país.

Kurt Meier, jugador de origen suizo que representaba a las Islas Seychelles, falleció a los 67 años. Según relató uno de los árbitros del torneo, Meier creía tener la partida ganada contra el ruandés Alain Niyibizi, cuando un recurso de este último le permitió asegurarse las tablas. El corazón o el sistema nervioso del primero no resistió y cayó desplomado. Los servicios sanitarios actuaron con rapidez, pero no pudieron hacer nada por salvar su vida, mientras la confusión e incluso el pánico se extendieron por la sala de juego. Muchos temieron un ataque terrorista, tras las amenazas de los primeros días. Leontxo García ofrece más información, conseguida in situ, en su crónica para “El País”

En el aspecto deportivo, lo más destacable es la primera victoria de China, un coloso emergente que se presentó además sin algunos de sus mejores ajedrecistas. Segunda fue Hungría y tercera, India. El podio es un perfecto anticipo de lo que nos espera en el futuro. España logró un fantástico décimo puesto, en la mejor actuación de nuestra selección. Por encima del gran nivel general de David Antón, Iván Salgado, Miguel Illescas y Renier Vázquez, sobresale la actuación de Paco Vallejo, que desplegó el mejor ajedrez de su carrera y terminó con ocho puntos en once partidas, algo solo igualado por el italiano Fabio Caruana entre los mejores de cada equipo.

El equipo femenino tiene motivos para la alegría, pese a su derrota en la última ronda. Aunque para felicidad, la de las campeonas rusas (arriba), que no se pueden resistir a la moda. Fotos: David Llada, para la organización de la Olimpiada de Ajedrez

Nuestro equipo femenino también completó una gran Olimpiada. Acarició la medalla y acabó en el puesto número 13 después de una desafortunada última ronda, ante Armenia, pero su comportamiento solo merece elogios. Ana Matnadze logró además la medalla de plata individual en el tercer tablero. Sabrina Vega, Olga Alexandrova, Amalia Aranaz y Yudania Hernández la acompañaron en un equipo de lujo, entrenado por David Martínez.

Bakú (Azerbaiyán) y Batumi (Georgia) serán las próximas sedes de la Olimpiada, por cierto, en 2016 y 2018, aunque no fue esta la decisión más importante del congreso de la FIDE…

Kasparov se estrella contra un muro

Otra de las noticias más relevantes fue la reelección de Kirsan Ilyumzhinov como presidente de la Federación Internacional. Después de 19 años en el cargo, seguirá al menos cuatro más. Él ha dicho que piensa entregar a la FIDE el resto de su vida. El hombre que derrocó al pétreo Anatoly Karpov sobre los tableros no ha podido escalar este muro, aunque ya se estrelló contra el de Putin, también disfrazado de democracia.

Pese al optimismo injustificado de su entorno, Garry Kasparov ha perdido con contundencia las elecciones a la presidencia de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), asalto en el que ya fracasó Karpov, por cierto. Al actual presidente le ha valido con esparcir un poco de mierda aliñada con alguna promesa improvisada cuya falsedad no ha tardado ni dos días en reconocer. Casi dos décadas permiten afinar muchos resortes, además, demasiados para neutralizarlos con un poco de retórica y una campaña de prensa que ni siquiera bien empleada habría resultado suficiente. “Es una tragedia para el ajedrez”, sentenció Kasparov, quien admite errores y pese a todo se muestra esperanzado por su descubrimiento del emergente ajedrez africano.

Fernando Arrabal, espectador de excepción

Las elecciones también han permitido comprobar otro despropósito: la forma en que las federaciones de los países deciden sus votos. En muchos casos la corrupción es determinante. En España probablemente la situación no es tan oscura, pero la postura de la FEDA y de su también longevo presidente, Javier Ochoa, ha demostrado como mínimo que el proceso no es justo ni transparente.

En todo caso, en las elecciones también se ha echado de menos un poco de debate de altura, más allá de la subasta de promesas y de las acusaciones mutuas, que parecían obligar a elegir un mal menor. La única persona que me ha ofrecido un argumento convincente para apoyar a un candidato fue el gran maestro Juan Manuel Bellón (tengo pendiente de publicación una entrevista con el pentacampeón de España), quien me decía hace unos días que, pese a todo, prefería a Ilyumzhinov porque había apoyado mucho al ajedrez femenino, algo en lo que él es una autoridad. Que Bellón y su “enemigo” Ochoa coincidieran en apoyar al mismo candidato es una de esas paradojas que solo la política y el ajedrez hacen posible

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