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Tres ajedrecistas franceses, investigados por hacer trampas en la Olimpiada

Federico Marín Bellón el

El ajedrez no se merece esto. La noticia parte de la propia Federación Francesa, por lo que mucho me temo que no es un invento, aunque como siempre habrá que ser prudentes hasta que se demuestre el «delito». De momento, la FFE ha anunciado que tomará medidas legales contra los grandes maestros Sébastien Feller y Arnaud Hauchard y contra el maestro internacional Cyril Marzolo. Les acusa de haber hecho «trampas de manera organizada, violar seriamente las reglas de la ética deportiva y dañar gravemente la imagen de la selección olímpica de Francia» en Khanty-Mansiysk (Siberia).

Arnaud Hauchard, en una exhibición de ajedrez a ciegas, quién sabe si con un pinganillo escondido bajo el pañuelo

No ha trascendido el modo en que los tres ajedrecistas galos cometieron las irregularidades, aunque todo apunta a una especie de complot para recibir ayuda de alguien que podría haber utilizado un programa informático y transmitido de alguna manera las jugadas en la Olimpiada, celebrada del 21 de septiembre al 3 de octubre del año pasado. España acabó octava, dos puestos por encima de la potente selección francesa.

Sébastien Feller. Foto: www.lecavalier.lu

Uno de los implicados en este pequeño (o no tan pequeño) escándalo es Sébastien Feller, un joven y prometedor jugador que consiguió la medalla de oro en el quinto tablero durante la Olimpiada, con 6 puntos de 9 partidas y una actuación de 2.708 puntos Elo. Arnaud Hauchard empató por el segundo puesto en el Abierto de Úbeda del año 2000. 

En el año 2006, el jugador indio Umakant Sharma fue suspendido durante diez años (igualita la sación que las de casos de dopaje)  por llevar escondido un dispositivo bluetooth (un pinganillo, hablando en plata), con el que recibía las jugadas de un ordenador que le transmitía un cómplice. Nunca había ocurrido algo así en una Olimpiada, sin embargo. Umakant Sharma pasó en seis meses de tener 1.989 puntos Elo, dignos de un aficionado (retiro lo de flojo, para no ofender) a 2.480, equivalentes a un maestro internacional de buen nivel e incluso a un gran maestro.

Pero el caso más grave del que se ha hablado, nunca probado, fue el escándalo del «vátergate» en el Mundial de Kalmikia entre Kramnik y Topalov. El  segundo acusó al ruso de recibir ayuda exterior en sus frecuentes visitas al baño. Veselin estuvo a punto de ser gravemente sancionado por sus manifestaciones en una entrevista a este mismo periódico, ya que luego no pudo refrendar sus gravísimas acusaciones con pruebas concluyentes. 

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